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viernes, abril 19, 2024

Antes de aprobar la unión civil del mismo sexo

voces del cristianismo
Alexander Sifuentes Rossel
Ps. Iglesia Alianza Cristiana y Misionera en Juanjuí

En el Perú las opiniones están encontradas. Hay un fuerte apoyo a este proyecto de ley a través de los medios de comunicación, sean artistas, periodistas o políticos. Pero también hay un gran sector que no está de acuerdo y que no hace notar su oposición por carecer de las mismas oportunidades de expresión; además que no todos están dispuestos a correr el riesgo de ser ridiculizados como homofóbicos, “medievales”, o fanáticos religiosos. Por ello, la percepción popular es que la mayoría del país está a favor de esta propuesta.

Pero la realidad es otra. En setiembre del 2013, una encuesta hecha para el diario de La República* reveló que el porcentaje de los peruanos que está en contra de esta unión civil alcanza el 65%, frente a sólo un 26% que está a favor. Y esta diferencia debería ser motivo suficiente para abordar el tema despacio, con seriedad y respeto, escuchando sin burla ni menosprecio a los que no están a favor.

El punto discrepante es si el homosexual nace o no homosexual. Ese es el punto en cuestión. La diferencia de opiniones radica en esta cuestión clave porque es precisamente su afirmación que da lugar a la propuesta de esta ley: Si alguien nace homosexual debería disfrutar de los mismos derechos de pareja que aquellos que nacieron heterosexuales. En caso contrario “si el estado peruano no reconoce a dichas parejas con alguna figura legal estará perpetuando la discriminación”. Esta es su premisa:

“se entiende que la orientación sexual es una característica innata de la persona humana, que por lo tanto no elije ni puede alterar. Además, según… tres de las instituciones más prestigiosas del mundo en el estudio de la mente, la homosexualidad es una expresión natural y normal…”

Bueno, la realidad es que la mayoría no entiende que esto sea realmente así. Para muchos que pertenecen al grupo del 65%, lo natural y normal es precisamente lo contrario. Es decir, es natural y normal que dos seres de sexo diferente se unan pues están físicamente adaptados para ello. No así los del mismo sexo. Si hay excepciones es precisamente eso: excepciones que no provienen de una característica innata, sino de elección o condicionamientos de otra índole. Entendido así, no puede igualarse los derechos de la pareja heterosexual con la homosexual, y el no reconocimiento no implica perpetuar una discriminación.

Mi opinión coincide con la mayoría. No soy científico, médico ni sicólogo, pero mi opinión coincide con la de muchos de ellos. Hace unos días escuché por televisión a un sicólogo referirse negativamente al relativismo moral, “todo está bien… incluso si se quieren casarse con alguien del mismo sexo”. El reconocido sicoanalista Fernando Maestre sostiene* que la homosexualidad se va adquiriendo en la vida, y añade que “sobre este tema han surgido muchas polémicas pero los grupos de pensadores no lo discuten. En el momento en que uno toca el tema de la homosexualidad ya es homofóbico”. Poco se divulga, pero los profesionales no coinciden en sus conclusiones, no todos están de acuerdo con lo que da por sentado este proyecto de ley. Hay científicos que niegan el “gen gay”, hombres de leyes que declaran que es un error “legislar la afectividad”, y los que sostienen que no se pueden regular opciones sexuales: “podemos regular por sexos que son circunstancias objetivas”.*

Antes de dar su voto de aprobación a esta ley, los congresistas deben considerar la falta de consenso profesional respecto al origen de la homosexualidad y la opinión de la mayoría a la cual representan (hay estados que incluso convocaron a un referéndum para decidir este tema). Reconocer la unión civil ente personas del mismo sexo no es la única vía para suplir las necesidades de este grupo, bien pueden hacerse de otra manera y con mayor alcance. Porque esta no es una decisión inocua. Como lo advierte el Dr. Ramón Durán: “…con el tiempo será un fenómeno regresivo. El problema es que habrá problemas injustos, como niños sometidos a estructuras que no responden a la naturaleza y se habrá pervertido el concepto de matrimonio”.

* Referencias en www.vocesdelcristianismo.blogspot.com

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