Por: Edy Tirado
Los diversos casos de corrupción que se han ventilado mediáticamente en diversos gobiernos regionales están generando una corriente en la opinión pública, en el sentido que deben desaparecer los Gobiernos Regionales, mientras que diversos analistas están interesándose en el tema, unos a favor otros en contra. Particularmente tengo la sospecha que hay ‘interesados’ en generar una tendencia re–centralizadora, en esa dirección están las voces que plantean la creación de organismos que participen en las políticas locales y regionales. Estemos atentos, hay que revisar la regionalización, pero con el sano objetivo nacional, de profundizarla y democratizarla.
La pregunta necesaria es ¿Quién está fallando, la descentralización, o los hombres que los están impulsando?, ¿la detención de César Álvarez deberá convertirse en razón suficiente para traer abajo el proceso de descentralización?, el equivalente sería, si por uno o dos curas que cometan errores o delitos, como pedófila, sería suficiente para pedir el fin del Cristianismo. Creo que no, vuelvo a incidir, hay que revisar la regionalización, pero con el sano objetivo nacional, de profundizarla y democratizarla.
Además el criterio que porque en diversos gobiernos regionales hay corrupción, entonces hay que suprimir o recortar sus atribuciones, cuidado, si actuamos con esta lógica entonces, porque no empezamos con acciones similares en el ejecutivo, empecemos por cualquier ministerio, no sea que terminemos pidiendo la supresión de la Presidencia de la República y del propio Estado. Y si los reflectores lo direccionamos al Poder Judicial y al Ministerio Público, ni quiero imaginarme lo que se pediría.
Hay que tener cuidado con la tentación de creer que sólo se puede gobernar desde Lima, si esto sería la solución, entonces los cerca de 200 años de vida republicana sería nuestra triste consejera. Lo que sí debemos hacer es discutir la descentralización en el marco de un debate nacional, seguro que las coincidencias sería que se fortalezca la labor de la Contraloría en las regiones y municipalidades y que el Ministerio Público ejerza una mejor labor preventiva que permita develar casos antes que estos aniden, como la centralita en Ancash.
Por otro lado tengo la percepción que los Partidos Nacionales están queriendo recuperar terreno en las regiones, pues han devenido en viejas y obsoletas máquinas limeñas, no se han descentralizado, por eso fueron borrados del mapa electoral en las dos últimas elecciones regionales y si no fuera que la Ley de Partidos Políticos impide que los militantes de Movimientos Regionales no pueden participar al Congreso de República por su propia organización política regional, también se hubieran borrado de parlamento, subsisten gracias a esta trampa.
Qué el diseño de la descentralización, tiene limitaciones, no hay duda, por ejemplo. Los gobiernos regionales han asumido en la práctica competencias municipales, se han municipalizado, lo que ha devenido además en una lamentable atomización en el ejercicio de sus competencias y el aprendizaje de métodos presidencialistas, tara que nos está acompañando desde el inicio de la república, herencia del colonialismo. Por eso Tenemos pequeños caudillos, desde Presidentes regionales, hasta Alcaldes provinciales y distritales, y lo que agrava es que tanto los Consejos Regionales y los Consejos Municipales están atados para hacer un verdadero y efectivo control a los ejecutivos.
Finalmente escuchar opinar sobre el fin de la centralización a ilustres ´limeñizados’, suena a melodía hipócrita y trasnochada, a estos mismo señoritos nunca les interesó en realidad la descentralización, lo masticaron con recelo, hoy que han encontrado hechos de corrupción, aprovechan la coyuntura, para en su juicio, acabar con el problema, en su antojadiza lógica, eso pasa por acabar con la descentralización. No debemos caer en su trampa.