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jueves, abril 18, 2024

Dejen de matarnos

Por: Karina Roncal

“Esta noche le tengo preparada una buena cena, no sabrá apreciarlo, me gritará y encontrará cosas que criticar lo que con tanto amor le he preparado.  Ya es de  madrugada, la cena está fría, me golpeó sin motivos,  estaba acostada y me sacó a la fuerza, todo lo que recuerdo fue verlo encima de mí, golpeándome. Desperté con un tarro de agua derramado sobre mí (no importa porque lo quiero y aún sueño con que me acaricie como lo hacía antes). “

Cuántas veces hemos escuchado y visto testimonios como éste y frases como: “es que estaba enojado”; “el pobre tiene mucho trabajo”, “me gritó, pero casi nunca lo hace”; “se burla de mí, pero es que estoy gorda”; “se enojó conmigo, pero yo tuve la culpa”; “el pobre necesita ayuda, vas a ver que va a cambiar”.

Es común que este tipo de expresiones las utilizamos para justificar los malos tratos que otra persona ejerce sobre nosotros, principalmente por parte nuestra pareja. De esta manera minimizamos o pasamos por alto ciertas situaciones que nos hacen sentir mal y nos incomodan, produciéndonos grandes daños, que aunque en el momento no se ven reflejados, a la larga pueden ocasionar daños irreparables.

Estos pequeños incidentes pueden ser indicadores de una situación más grave de lo que parece, como lo es la “Violencia en la pareja” una problemática tan seria, que en su extremo puede causar la muerte y ello denominarse FEMINICIDIO.

Diana Russell y Jane Caputi, connotadas feministas, son las autoras del término, consignado por primera vez en el artículo Speaking the Unspeakable, publicado en la revista Ms (1990). Lo calificaron como “el asesinato de mujeres realizado por hombres motivado por odio, desprecio, placer o un sentido de propiedad de las mujeres”. En 1992, Diana Russell y Jill Radford lo definieron como “el asesinato misógino de mujeres cometido por hombres”. Las autoras clasifican las distintas formas de violencia de género que padecen las mujeres y que se manifiesta con un creciente terrorismo sexual.

Deborah Cameron lingüista inglesa, y Nancy Fraser, filósofa estadounidense, ambas feministas, indagan sobre la fusión entre sexo y violencia, y el por qué algunos hombres encuentran erótico matar a los objetos de su deseo. En esos actos atroces están representados no sólo la sexualidad sádica, sino la construcción social de la masculinidad como una manera de trascendencia sobre las otras. Lo importante “es la erotización del acto de matar”.

De los puñetazos y patadas se ha pasado a los acuchillamientos, a los martillazos. La violencia contra la mujer se ha tornado cada vez más brutal. La situación es preocupante y las medidas adoptadas nunca son suficientes.

Muchas mujeres mueren en manos de sus parejas. Otras milagrosamente logran sobrevivir aunque las marcas quedarán por siempre en sus cuerpos y el dolor en el alma.

De acuerdo a la información que brinda el Ministerio de la Mujer las mujeres que sufren de violencia familiar están en el rango de los 18 y 35 años. Estos mismos estudios revelan también las zonas de mayor incidencia de ataques.

Según la ONG Flora Tristán: “El término “feminicidio” viene de “femicide” cuya traducción “feminicidio” que es un homólogo a homicidio de mujeres”. Se ha preferido en la voz castellana dominar a esta nueva categoría de estudio feminicidio, dentro de la cual se pueden abarcar las especificaciones de esta clase de crímenes contra mujeres

El feminicidio o asesinato de mujeres por sus parejas o ex parejas sentimentales, no es un fenómeno reciente. Sin embargo hoy en día aparecen frecuentes noticias en los diferentes medios de comunicación que acaparan primeras planas en los periódicos y nos acompañan todo el día en los noticieros, así es, no es solamente el tan sonado caso de Edita Guerrero, integrante de la exitosa agrupación Corazón Serrano, quien tras varias investigaciones se está llegando a conclusiones de un posible Feminicidio, así como Edita se abrieron más casos, que aparentemente estaban pasando desapercibidos y que hoy con el boom mediático están saliendo a la luz.

Existen diversas instituciones de defensa de los derechos de las mujeres en nuestro país. En el Perú, los estudios sobre el concepto de feminicidio fueron iniciados por las organizaciones feministas. Actualmente en el país se cuenta con estadísticas oficiales, que evidencian la magnitud del problema.

El Feminicidio muestra el real contexto de violencia y discriminación hacia la mujer, convirtiéndose en uno de los principales problemas sociales que tenemos que enfrentar, pues es evidente que las construcciones sociales de nuestra sociedad toleran la violencia basada en la discriminación de género.

“Que los hombres sigan matando mujeres, da rabia, mucha rabia, rabia que ya no admite excusas para gritar a voz en cuello ¡dejen de matarnos ya! En cada mujer que matan, nos matan un poco a todas”.

 

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