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viernes, marzo 29, 2024

Alemania, merecido campeón mundial

Por Luis Ordoñez

Nadie puede decir que el nuevo campeón mundial de fútbol ha logrado el título por pura suerte. Cuando el año pasado el club Bayer de Múnich (Alemania) le gana con facilidad a un equipo campeón europeo ágil y dinámico como el FC Barcelona (España); y cuando el Borussia Dormunt (Alemania) le gana al potente Real Madrid (España), hizo presagiar al mundo del fútbol que el equipo alemán se acercaba al campeonato mundial. El equipo de Alemania advirtió con una clarinada que la balanza del fútbol pesaba por ese lado. No hubo dudas, el mejor fútbol del mundo se encontraba entre España y Alemania; pero, luego de la supremacía de España, se abre el capullo primaveral del fútbol alemán y le arrebata el título.

Ampliando un poco la cancha, en Brasil 2014, se vislumbró que el mejor fútbol del mundo está entre Europa y América.

Como sudamericanos, la mayoría de personas tenía la esperanza de que Brasil se llevara el título mundial. Primero, que Brasil es leyenda del fútbol. Segundo, que Brasil está en casa. Tercero, que Brasil tiene una amplia cartera de futbolistas de alta calidad. Sin embargo, el equipo de Brasil parecía de principiantes, a excepción claro del arquero Julio César, de David Luiz y Neymar. Cuando en la Confederación este mismo equipo le hizo bailar a España, se pensaba que realmente era un buen equipo de desconocidos ¿Qué pasó? ¿Los nervios? ¿La presión de ganar sí o sí? ¿Por qué no se convocó a Ronaldinho, a Robinho, a Kaká, a Diego, por ejemplo? La juventud está bien, pero si no está acompañada de la experiencia, sucede lo que le sucedió al equipo de Brasil. Faltaba el medio campo con gambeta, con idea, con pausa, que organice el equipo y que distribuya la pelota a los puntos neurálgicos del gol. Faltaba una delantera con originalidad, habilidad, que encare y remate. A parte de Neymar no había delantera. En realidad, al parecer, este equipo de Brasil no pertenecía a Brasil. En la defensa, además de David Luiz, no se observó otro con ese nivel de calidad.

Si no hubiese habido comportamientos y expresiones arrogantes de hinchas argentinos, quizá el sub campeón mundial de fútbol recibiría el respaldo y solidaridad de toda América. Aun así, el equipo jugó bien, a satisfacción casi unánime de los espectadores, faltando quizá un poco más de entrega de Messi, como lo hizo en el primer tiempo del partido final.

Los futbolistas son deportistas. Así como todo deporte, el futbol requiere necesariamente el cumplimiento de normas disciplinarias. Futbolista que no es disciplinado debe ser desaforado en el acto.

El fútbol es un deporte que se juega con una pelota. Aquel que actúa con comportamientos ajenos a la pelota, con agresiones personales, debe recibir ejemplares sanciones. El castigo impuesto al uruguayo Suárez parece justo ¿Cómo es posible agredir, mal herir a un jugador, con actos ajenos a la pelota? El eximir de castigo al colombiano que agredió a Neymar, hasta romperle el hueso, adolece de naturalidad. El agresor se fue con premeditación, directo a cumplir su negativa misión, ante un jugador desprevenido, que estaba de espaldas. Si ambos jugadores hubiesen estado frente a frente, funcionaba la exculpación. Hay que definir ¿Los futbolistas ingresan al campo a agredirse o a jugar con la pelota? Si entran al gramado a agredirse, que lo hagan en condiciones igualitarias y que ese deporte no se llame fútbol.

Como epílogo de este campeonato. ¿Cuántos peruanos hubiesen querido asistir a observar en vivo siquiera un partido? Todos. Sí, todos también añoraban que su selección nacional participara en el evento. Sin embargo, al parecer solo una persona asistió. ¿Y quién es esa persona? Precisamente, como triste ironía, es la responsable de que la selección peruana no participara en este campeonato mundial.

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