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miércoles, abril 24, 2024

Ya colmaron nuestra paciencia

William Gallegos

Cuando algunas personas mayores expresan su rabia que ya llegó a la enésima potencia, suelen decir: “Ya me tiene un huevo hinchado y el otro por reventar”. O sea, se ha colmado la paciencia y el ánimo del cuerpo ya no da para más. Ha llegado a su tope; llenó su talega.

Alguna vez escribí en el sentido que el nuestro es un país de cojudos. Pues, hasta donde conozco, no hay sociedad tan permisiva y complaciente como la nuestra, en donde los mafiosos parecieran decirnos que nuestras opiniones y nuestra rabia en baja intensidad, pero rabia e indignación por sí, les importa un carajo. Pero ahí están los militantes como verdaderos cómplices de los dizque líderes.

Para comenzar, los presidentes de la República, tanto el actual, como también los ex, tan seriamente cuestionados por sus falsías, amenazan con querer volver a las andadas diciéndonos en nuestra cara pelada que sus latrocinios y actos delictivos deben gozar de impunidad, abonado por la defensa a ultranza de sus piquichones y por la complicidad de los Fiscales de la Nación, que, también parecieran no tener sangre en la cara, también cuestionados y estar bajo sospecha. Y en este escenario está el mismísimo Contralor. ¿Ya aclaró el tema de su sueldazo? ¡Qué país!

¿Y las cortinas de humo con las que los medios inundan el país? ¿Y la prensa basura que nos llena los espacios de noticias con crímenes, violaciones y tanta corrupción que en el Perú han adquirido carta de ciudadanía? Porque la televisión, que ha reemplazado a los consumidores de diarios y revistas, no tiene espacios culturales para divertimento sano de las familias, mientras nos llena la pantalla de programas bazofia disfrazados de competitividad y traseros provocativos. ¿Y los periodistas que se convierten en descarados propagandistas de políticos y candidatos de turno manipulando a los ciudadanos desprevenidos?

¡Basta ya, carajos!

¿Y los coyunturales alcaldes que no son capaces de diseñar el crecimiento de las ciudades donde existan espacios públicos para la diversión sana de la gente y tenemos que pagar a los empresarios privados por usar sus centros de esparcimiento? ¿Y las mediocres autoridades ambientales que se llenan de discursos sin capacidad ni voluntad para implementar las políticas ambientales? ¿Y esos mismos alcaldes que atropellan la cultura y quieren reelegirse?

Un político corrupto y ladrón ha venido diciéndonos que nos ha dejado como un país del primer mundo, mientras quiere dar clases de buen gobierno. Sin embargo, los cesantes y jubilados siguen recibiendo pensiones miserables que viene desde el fujimorato. En la Región San Martín, por ejemplo, los hospitales no cuentan con servicios completos ni con especialistas; en Yurimaguas, no existe un médico traumatólogo y a los pacientes tienen que traerlos al hospital de EsSalud, de Tarapoto. Pues, ¿en qué estamos?

¡Basta ya, carajos!

La discrecionalidad de los jueces está bajo sospecha. ¿Cuándo se cambiará esta extraña facultad, cuando no un privilegio, que atenta contra la correcta y justa administración de justicia? ¿Se podría pedir cuentas por las aberrantes sentencias donde se privilegia el “debido” procedimiento y no los verdaderos argumentos?

¡Basta ya, carajos!

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