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viernes, marzo 29, 2024

Señores candidatos, duerman bien para que sueñen con algún poder de mando

Por Ricardo Quevedo

Si los sueños, sueños son,  anoche soñé a mi madre. Estaba en una iglesia, las manos tenía alzadas, profería palabras dirigidas al ser supremo. Estaba orando. ¿Cuál era el tenor de lo que iba hablando? Solamente ella sabe. Si las sociedades cambiaran por el ritmo de palabras dirigidas a otras esferas o a un ser supremo, respiraríamos esperanza, aliento y paz. Me remito no tanto lo que iba diciendo, sino el perfil completo de su fiel imagen que iba observando. Me hacía recordar los momentos reales que le observaba con el mismo perfil en una iglesia terrenal, solo que esta vez lo estaba pasando de lo mejor en una iglesia celestial.

Algo de misterio se tejen a través de los sueños. Los psicólogos, los psicoanalistas del alma, tampoco están convencidos del análisis de sus propias tesis, porque de tanto teorizar quedan en una sola conclusión: no hay la certeza científica y comprobable de lo que estás soñando y mirando a través de los sueños, será  porque ella o él está pensando en ti, o tú estás pensando en ella o en él.  Tampoco hay la certeza científica de un intercambio de diálogo y que esto vaya fluyendo mientras vas soñando.

No se discute su veracidad o su ficción. Lo que interesa es tu conexión  con la imagen soñada, y mucho mejor si aún le intercambias palabras armándole un diálogo inesperado. De esto se trata cuando uno tiene varios escapes emocionales a través del sueño; cuando direcciona tus pasos; cuando encamina tus deseos; cuando motiva tus esperanzas y cuando responde a tus propios anhelos, aun los más difíciles, entonces cuando todo esto sucede, vale la pena seguir soñando.

Pero si la víctima de mis sueños lo que quiere es conectarse conmigo, sentirme más allá de mis propios sentimientos materiales que yo siento. Yo material y ella espiritual, ¿hay acaso la sintonía rítmica para entenderse? ¿Podemos los dos mirar la realidad que se está presentando en nuestro contexto? ¿Puede ella decirme el camino correcto que debo emprender? ¿Puede acaso alegrarse de mis decisiones ya tomadas? ¿O motivarme para enfrentarme a  las permanentes decisiones que se presentan?

La lucha entre nosotros los terrenales y tristes mortales, es fácil de entenderse, o en todo caso es fácil de ver la realidad de una situación de intercomunicación: o estas frente a una realidad de aceptación y comprensión; o estás ante una realidad de rechazo, que no tienes otra opción más que seguir intentando, si el caso así lo amerita. Hay gente que se queda en el camino o se va por otros caminos que no son los ideales como fue la meta inicial que prometió seguir hasta las últimas consecuencias.

Llegará el momento cuando nuestros sueños se harán realidad. No confundamos sueños con deseos de querer conquistar algo. Me refiero al sueño esotérico, al sueño que va más allá de la explicación de un psicoanalista o de un psiquiatra. Ese sueño que te transporta más allá de la esfera terrenal. Este tipo de sueño llegará un día cuando será develado. Mientras tanto la pasión tuya seguirá, los míos continuarán y cada uno seguirá siendo la exhibición de su propio yo, de su propio mundo, de sus propias demandas. Pues todos somos una demanda de acuerdo al tipo de necesidad y exigencia que se tenga. Nadie es una isla, nadie es un eslabón solitario, pero tampoco nadie tiene el abrazo solidario de nadie. A veces pienso que el mundo fue mal estructurado: es decir, somos una dicotomía del bien y del mal. Hubiésemos tenido mejor el poder genético del mal, pues nadie se hubiera envidiado a nadie y nadie hubiera anhelado a nada y a nadie. Estaríamos felices, pero desde que se estableció el bien allá en los umbrales del inicio de la humanidad, hasta hoy la lucha es titánica entre el bien y el mal, y esta lucha no se acabará nunca.

Y el único aliado para que estas dos fuerzas tengan el peso del sano equilibrio, son precisamente los sueños, los sueños buscan ponerte en contacto con algo o con alguien que de tus manos se fue en algún momento de tu vida que no supiste aprovechar; hay alguien que está en otras esferas esotéricas que está pendiente de ti, que sufre por ti, que se alegra por ti, y que quiere disfrutar de la victoria y del éxito juntamente contigo.

Por eso a mis amigos candidatos, les recomiendo que duerman bien, y por ahí algo esotérico soñarán con algún poder de mando; se sentirán como el ambicioso gobernante Nabucodonosor, que usó todos sus poderes para conquistar los poderes mágicos para que le revelen la realidad de sus ambiciosos sueños, pues las consignas normales de su reino no le podían interpretar el sueño que soñó.

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