Según la página web del Congreso de la República, la Comisión de Ética Parlamentaria se encarga de promover la ética, prevenir actos contrarios a la misma, absolver las consultas que se le interpongan y resolver en primera instancia las denuncias que se formulen de acuerdo al Código de Ética.
Ayer lunes, como para no perder la costumbre, un nuevo hecho vergonzoso se suscitó en el Congreso de la República, específicamente en la Comisión de Ética y es que la mayoría de la comisión (fujimoristas todos), archivó la denuncia contra la congresista Yesenia Ponce.
El caso de la congresista llegó a la Comisión, por la denuncia realizada porque la Fiscalía denunció a Ponce ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), debido a los datos que incluyó en su hoja de vida. En su defensa, la parlamentaria dijo que terminó su educación secundaria cuando tenía 20 años, entre 1995 y 1996, en el colegio Niño de Belén, en el distrito de Villa María del Triunfo
Para comprobarlo, Ponce entregó una lista de quienes habrían sido sus compañeros de clase. Medios de comunicación intentaron contactarlos, pero se dieron con la sorpresa de que no existían, ni en RENIEC.
Sesún denuncia periodística, nuestra congresista, hoy liberada, habría pagado 10 mil soles a Daniel Soto, exdirector del centro educativo de donde habría estudiado.
Pero como todo queda en familia y las cosas más increíbles quedan impunes en el Congreso, Yesenia Ponce fue liberada de cualquier acusación congresal y su caso archivado.
El mensaje que nos dan nuestros “padres de la patria”, es que hagamos lo que hagamos, si eres parte de la mayoría, nada te va a pasar y puedes ser asquerosamente cínico y sinvergüenza