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viernes, marzo 29, 2024

Horacio Quiroga en literatura infantil Cuento de la selva: “La abja haragana”

Este gran escritor uruguayo (1878 -1993) elevó el cuento a un sitial nunca antes siquiera sospechado emulando brillantemente a los grandes maestros. De Chejov aprendió el tono agrio duro, la preocupación por el fondo y la acción; de Poe, el misterio, la alucinación, la muerte; de Kipling, el sentido profundo de la naturaleza.

Su creación literaria denota dos marcadas tendencia: una de ellas, tal vez por sus dolorosas experiencias vividas, versan sobre temas trágicos, grotescos como el miedo, la muerte, alucinaciones, el misterio, lo sobrenatural: verdaderos” Cuentos de amor de locura y de muerte”.

Es en “Cuentos de la Selva” donde el autor demuestra la gran vocación del maestro – educador que siempre fue. Auténticos relatos infantiles con moralejas de profundos y delicados sentimientos humanos.

La imaginación y fantasía aquí son utilizadas para presentar el paisaje y animales humanizados a tal punto que resultan más humanos que los mismos hombres.- También como una demostración queriendo subrayar el contraste entre la descomposición de la vida humana y la natural armonía en la que viven los animales, a diferencia de la voracidad social de las ciudades.

La intención y sentido de los “Cuentos de la Selva” están muy alejados de aquellos obsesivos y alucinantes de su otra etapa.

En Quiroga la fantasía no es – por supuesto – Una forma de evasión de la realidad sino un medio para fabular inspirando al lector en temas edificantes y lograr hermosas moralejas como la que se deduce de “La Tortuga gigante” en donde el quelonio termina salvándole la vida a su benefactor y culmina con un final tierno y feliz en el zoológico.

Dentro de estas candorosas historias está “La abeja haragana”, un clásico ya del cuento infantil universal.

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