“La mayor parte de los seres humanos tiene necesidad de un guía en su comportamiento fisiológico, lo mismo que en el espiritual y social. Muy pocos son capaces de dirigirse completamente solos. Ahora bien, en la sociedad moderna no existen, desgraciadamente, hombres cuya especialidad consista en ser sabio, en ayudar a los demás con su sabiduría….”
“Para enseñar a los hombres a conducirse son necesarios guías que unan al conocimiento de las cosas del siglo, la ciencia del médico, la prudencia del filósofo y la conciencia del sacerdote. En una palabra: Maestros que tengan la experiencia de la vida y conozcan la ciencia del hombre. Convendría quizá fundar para esta finalidad una orden cuyos miembros poseyeran un carácter científico y sacerdotal a la vez. Estos hombres serían aptos, cuando alcanzaran el umbral de la vejez, para servir de guías al inmenso rebaño que vaga errante en la universal confusión. A tales hombres les incumbiría adaptar a las necesidades de cada individuo las reglas generales de la conducción de la vida.”
Estas sabias palabras del Premio Nobel Dr. Alexis Carrel, hacen ver la necesidad INDISPENSABLE en nuestra sociedad moderna, de esos Maestros de Sabiduría, completamente versados en la Ciencia del Vivir, quienes desde milenios han venido cumpliendo su Misión Sagrada en todos los pueblos (Gurús en la India, Amautas en el Incario, Rabís en la Tradición Hebrea, Sensei en Japón, Shaij entre los Sufís, Temachtiani entre los Mexicas, etc.) pero que han venido siendo olvidados en nuestra civilización especialmente desde el ‘renacimiento’.
A pesar de esta situación, el Maestre Dr. Serge Raynaud de la Ferrière aclara que, a la entrada de esta Era del Saber en 1948, se inicia una progresiva reivindicación y comprensión de la Labor sublime y trascendental de esos MAESTROS, en beneficio del verdadero avance de la humanidad hacia su destino de Luz (Saber). Así lo declara él:
“Sin embargo, todavía se adelantan esos Guías inspirados en la Ciencia del hombre, y el resurgimiento del funcionamiento de los Colegios Iniciáticos (www.magnanet.org) permite esperar en un orden cuyos miembros posean el carácter tan científico como sacerdotal, capaces de reeducar completamente a la humanidad hacia su Destino de Luz.”
En ese sentido, aún son pocos los que saben que el primero de mayo es (además de “Día del Trabajo”) EL DÍA DEL GURÚ, es decir, la Fiesta Iniciática de celebración al Cuarto Grado de Iniciación Mayor (Gurú= término de lengua sánscrita que significa “Disipador de Tinieblas” y por extensión: Instructor, Maestro de Sabiduría, en el Sendero de la Alta Espiritualidad).
De ahí que dedico este artículo como un humilde homenaje a esas personas trascendentales que entregan toda su fuerza vital al servicio de los más elevados ideales de la humanidad, guiando a quienes tienen la GRACIA (definida como “libertad de evolucionar”) de poder acceder a su sabia Guía viviente.
Este es el caso de los hoy en día tenemos esa Gracia preciosa de seguir las enseñanzas de verdaderos MAESTROS como nuestros queridos Gurús, la Venerable Sat Arhat Contadora María Nilda Cerf Arbulú y el Venerable Sat Arhat Licenciado en Matemáticas José Miguel Esborronda Andrade; columnas vivientes en las que reposa hoy la Gran Tradición Iniciática, como ÚNICOS herederos de esta milenaria cadena discipular transmitida en el siglo XX por el Más Digno Maestre Sun Wu Kung al Maestre Dr. Serge Raynaud de la Ferrière (Avatar o Segunda Venida de Cristo y Supremo Regente de la Gran Tradición Iniciática para esta Era) y de éste último a su Primogénito Iniciático, el Maestre Dr. David Juan Ferriz Olivares quien a su partida física de este mundo los dejó como sus Magnos Sucesores.
Como sabemos, las TINIEBLAS son una metáfora milenaria de la IGNORANCIA (entendida en su sentido profundo como el RECHAZO –activo o pasivo- al Saber) reconociendo al demonio en diversas tradiciones religiosas (cristianismo, zoroastrismo, vedismo) como el “príncipe de las tinieblas” o “las tinieblas infinitas”. En ese sentido, al definir al Gurú como el disipador de tinieblas podemos comprender en El, al ser del cual sin su Guía y Maestría (conquistada tras arduas pruebas al seguir él mismo a su Gurú ‘de carne y hueso’) no podríamos resolver las dudas, las limitaciones y carencias del criterio individual (‘tinieblas’) para tomar decisiones importantes, iluminando nuestro recorrido del Sendero (el Camino, la Vía) hacia la trascendencia en el cumplimiento de nuestra verdadera Misión sobre la tierra.
“Si muchas veces nos volvemos apáticos, violentos, nihilistas y quizás también desesperados, “necesitamos de algo superior a nosotros mismos”. Alguien con un sentido transpersonal, con una expansión de consciencia mayor que la de nosotros, es el GURU…”
“¿Puede uno imaginarse lo que es la Ofrenda constante de un Maestro, cuyas vibraciones están totalmente por encima de los planos humanos y que consiente la repetición diaria de los gestos rutinarios de cada individuo?”
“Ellos tienen naturalmente un cuerpo humano, una nacionalidad, una personalidad, una vida que les es propia; pero estas condiciones terrestres o humanas no interesan a nadie. Después de todo, ¿qué importa que los Maestros de Sabiduría sean chinos o americanos, de raza hindú o alemana?”
“En efecto: “No se quiere ver suficientemente de un modo objetivo la existencia de los Grandes Instructores, y se les atribuye una vida casi sobrenatural! Su personaje tanto como su vida, son cuestiones secundarias, y es, sobre todo, ¡la enseñanza ofrecida la que debe servir de guía para encontrar la Verdadera Luz!”