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jueves, marzo 28, 2024

Avanzar en la política y dejar de lado la corupción

Hola mis queridos y amigos de miércoles estamos de vuelta con el respeto que merecen y estando de lado de nuestra población. Hoy que nos presenta nuestro país ese estilo de corrupción y mal estar de valores, presentamos los negociados de nuestros candidatos al gobierno local y regional.

Teniendo en cuenta las puertas de una nueva elección tanto en gobiernos locales y regionales muchos de los candidatos a la gestión local y la presidencia del gobierno regional vienen negociando con los aspirantes a cargos públicos en las provincias y distritos, en una repartija del poder con miras a las elecciones del 7 de octubre.

Es una vergüenza de nuestros candidatos escuchar términos inusuales en la candidatura como: “Si llegamos al poder, aportas y te damos todo el proyecto” “Avísame para que me ayudes” y tantas frases inadecuadas para un buen candidato y más aún el pobre electoral observa en forma pasiva.

Es verdad esto además de algunos candidatos están presentes en cargos públicos estrenándose como gerentes y creyéndose dueños de las instituciones públicas eso se llama uso de malas funciones y delitos en la gestión pública, por no decir “corruptos indeseables” esas personas que hacen el mal uso de sus acciones además de algunos candidatos que ponen zancadilla para que el otro candidato pre-electoral no llegue y se acumule el voto preferencial.

La pendejada política está viva por algunos “viejos mañosos en la candidatura, algunos fueron alcaldes distritales le fue regular o mal, pero quieren probar la provincia. Eso se llama el abuso del poder.

Desde nuestro punto de vista nuestro grupo electoral debe despertar de tanto involucramiento de poder de nuestros candidatos para mejorar ese estilo político en nuestros pueblos debe ser transparente y elegir lo bueno de lo malo discernir los espacios elementales de nuestros grupos sociales.

Llega la hora de elegir sin sombras, sin pendejadas, sin mentiras; que nos tienen acostumbrados nuestros malos vecinos que participe el joven, el agricultor para planificar y no crear falsas expectativas en nuestros pueblos.

Y nos preguntamos a todo ello ¿Puede una democracia sobrevivir y tener éxito en derrotar a una corrupción omnipresente? ¿Podrá la democracia del Perú desarrollar un sistema judicial lo suficientemente fuerte e independiente como para enfrentar el problema? Y si no, uno podría preguntarse ¿por qué molestarse en celebrar elecciones que les dan a los políticos licencia para defraudar a los electores?

El modo en el que Perú resuelva esta crisis será crucial para América Latina, donde los sobornos a presidentes, ministros y candidatos de la constructora brasileña Odebrecht para obtener contratos públicos han desatado un escándalo que recorre el continente. Este año, mientras que la desilusión a la democracia aumenta, se llevarán a cabo elecciones decisivas en la región.

El drama que atraviesa Perú es un buen ejemplo. La corrupción está profundamente arraigada en la historia del país. Durante casi tres siglos de dominio colonial, el oro y la plata de los Andes fueron enviados a España. En 1821, en medio de una larga guerra que devastó el país y lo dejó en bancarrota, se declaró una república independiente con grandes sueños y aspiraciones. Pero desde el comienzo, en la construcción de los ferrocarriles y en la explotación de sus nuevas riquezas —como el guano de las islas y el caucho de la selva—, el país vio cómo su esplendor económico se desvanecía y dilapidaba rápidamente en un pantano de corrupción.

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