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jueves, marzo 28, 2024

Impidamos la devastación de la Amazonía

Mientras el país siga con el aventurerismo, con políticos y autoridades pensando solo en sus “triunfos”, no se van a diseñar y ejecutar políticas para defender la Amazonía de la depredación y de la inminente hecatombe. Porque, con el pretexto del desarrollo, se va a continuar deforestando en procesos que se tornan irreversibles. Porque las políticas de previsión no existen y es cuando las autoridades miran a otro lado y cuando las autoridades “ambientales” se hacen los locos cuando las iniciativas no provienen de sus grupos amicales o del entorno.

Me he cansado de alcanzar propuestas a las autoridades. Entre el conjunto de las propuestas que he formulado están los de los espacios públicos, siendo el primero en hacerlo en la región. Como no soy parte de las camarillas ambientales no he tenido el respaldo y si alguien del grupo lo hiciera estoy seguro que moverían cielo y tierra. Y esto sucede en los dos niveles de gobierno, porque hemos institucionalizado la cultura del grupo.

Hoy forma parte de la discusión nacional el tema de la anemia infantil. Hasta ahora no hemos superado la tragedia de siempre que es el decir que somos el país con tanta diversidad ecológica y con tantos ecosistemas pero que continuamos en la pobreza y en incremento de los problemas de la anemia infantil. Esto es así porque quienes dirigen el Estado son incapaces de relacionar la educación con el tema de la salud. Porque quienes deben organizar y dirigir las políticas educativas y de salud no son más que connotados expertos en temas burocráticos pero, sabiendo el teje y manejo políticos, sorprenden a los dirigentes quienes, también, no tienen claro el panorama.

No todas las normas y directivas tienen que estar necesariamente escritas, pues, a falta de un Estado nacional, incapaz de dirigir el rumbo del desarrollo nacional, porque más preocupados están en no bajar en las encuestas y en no recibir críticas de los pontificadores neoliberales, que están desesperados en que el Estado se reduzca a lo más mínimo –lean la última columna de Roberto Abusada en el diario El Comercio–, son los otros niveles de gobierno los que deben, si conocieran sus roles, desarrollar esas política de salud, pero no lo hacen, porque a la par de sus proverbiales incapacidades para conocer la realidad de los problemas, se rodean de gente que les engañan y manipulan.

Las nuevas autoridades regionales que debemos tener el año que viene deben comprender que dentro de su preocupación de impedir a toda la costa que siga la devastación de la Amazonía, es desarrollar en forma paralela una cultura de la prevención de la salud que esté relacionada con la educación y con el rol que le corresponde. Los ciudadanos deben evaluar las conductas ambientales de quienes incursionan en política, como el saber si respetan los espacios públicos, no se zurran en las ordenanzas municipales, no hacen escarnio de las normas ambientales de sostenibilidad del territorio, destruyen el paisaje, etc.

Impedir la devastación de la Amazonía es algo que debe ser el norte de las autoridades, así como el tener una niñez sana para no seguir con esta tragedia. Pues, implementemos las políticas que ya podemos tener.

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