26.8 C
Tarapoto
viernes, marzo 29, 2024

El grupo Pajatén

Por: Pedro Emilio Torrejón Sánchez

El tiempo pasa, y los recuerdos se acumulan en lo más profundo de nuestro ser.
La idea del tiempo-histórico de los pensadores se concretiza con la experiencia y las relaciones que uno ha vivido aquí y allá.
Sin querer caer en la nostalgia, ni dar lecciones moralizantes, pero valorando lo poco que he podido vivir al interior de un grupo que ha dejado marcas profundas en el seno de nuestra sociedad (hablo de una manera en particular, de la selva peruana, de San Martín y de la ciudad de Tarapoto especialmente), me refiero al « Grupo Pajatén » de la ciudad de las Palmeras.
Cierto, mi persona no alcanza la popularidad merecida y reconocida de José Luis Reátegui Sandoval «Joshelín» ni de los hermanos Navarro Ramírez (Carlos y Roger) que han calado en el ámbito de la cultura de nuestra régión de una manera justa y pertinente : es decir, dialogando, escuchando y traduciendo en canciones el vivir y el sentir de la población.
A César, lo que es de César : ¿No es cierto ?
Solamente quisiera compartir, con todos ustedes, el poco tiempo que pude caminar al lado de mis compañeros de ruta de ese entonces.
A mí me tocó ser testigo de la fundación de esta agrupación, de una manera providencial (vamos a decir). En mis vacaciones de verano universitario de 1985, me encontré en la ciudad que me vió nacer: Tarapoto.
Para ese entonces, ya había entamado amistad con Joshelín. Y las veces que estaba en la región amazónica, durante mis cortas vacaciones estudiantiles, nos veíamos regularmente para hablar, construir el mundo (soñar sobretodo) y hacer un poco de música.
En ese momento, yo estaba aprendiendo la zampoña y el charango en Lima con el grupo folklórico « Alturas » (los miembros de esta agrupación hacían música de protesta) y particularmente con Iván Catacora (cuzqueño) que cursaba sus estudios en la Universidad Agraria de la Molina.
Antes que existiera el grupo «Pajatén», con Joshelín, más él que yo, dimos nacimiento a « Marka Kuna » en la casa de mis padres.
Pués bien, Joshelín me dijo que fue contactado por unos profesores amantes de la música folklórica latinoamericana y que tenían las buenas intenciones de crear una agrupación musical. Nos dimos cita en la morada de Joshelín, que en esa época vivía en la casa de su cuñada Betty.
La fecha acordada, fue el 5 de marzo de 1985. Lo recuerdo como si fuera ayer.
Yo venía de perder a mi señor padre, don Pedro Emilio Torrejón Reyna (el 2 de febrero) que sería seguido por el de mi mamá, doña Juanita del Carmen Sánchez Rojas (el 15 de julio) del mismo año.
Fue la primera vez que ví a los profesores Carlos y Roger Navarro Ramírez, a Javier Bartra Rengifo (el Shontolón) ; estaba también Pedrito Martínez (trujillano de nacimiento pero selvático de corazón), que no lo conocía personalmente. Con Luis Yalta Ramírez nos caminos se cruzarían pocos días después.
LLegó la hora de la reunión, y luego de las previas presentaciones del caso, simpatizamos inmediatamente. Yo sentí en al aire que estaba asistiendo a un momento histórico; así que estaba muy atento a los pormenores. «Por si acaso», me dije.
Y efectivamente, el momento vino cuando teníamos que buscar un nombre para el grupo que se estaba formando. Hubo proposiciones, como «El Cañaveral», y otras ideas más afloraron. Déjenme decirles, que me cupo el privilegio de proponer y argumentar el nombre de «Grupo Pajatén», en honor de las ruinas del «Gran Pajatén».
A mi gran sorpresa, la idea fue adoptada de una manera festiva. Y como se debe, cada vez que hay un nacimiento, pasamos a la Ishpa, ipso facto. No puedo decirles a qué hora terminamos de celebrar este acontecimiento : seguramente cuando los gallos cantaban y los primeros clientes y vendedores se hacían presentes al Mercado Cental de abastos.
Me queda confirmales algo : estos amigos, que se transformaron con el tiempo en mis hermanos, volaron sin mí, y volaron lejos, muy lejos, dejando en alto y bien plantado, nuestros valores, nuestras tradiciones y nuestras costumbres. Un solo ejemplo de ello: « El Canoero ».
Que Dios y la voluntad general del pueblo selvático, les acompañen ahora y siempre.
Viva el Pérú. Viva San Martín. Viva Tarapoto. Y viva el «Grupo Pajatén».
Pedro Emilio Torrejón Sánchez.
Desde Furchhausen, Francia.

Artículos relacionados

Mantente Conectado

34,513FansMe gusta
256SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

Últimos artículos