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viernes, marzo 29, 2024

Consecuencias de la roya del cafeto

de tinta y papel
Luis Ordóñez Sánchez
columnista

La guerra está declarada. La invasión de la enemiga ha sido silenciosa y desde tiempos atrás. Mientras las tropas enemigas penetran en los campos, siembran sus minas (semillas) en el envés de las hojas de las plantas de cafetos, los agricultores están durmiendo a sus anchas, relajadamente, soñando en vender el café al mejor precio; y con ese dinero comprarse un carro 4 x 4, o una motocicleta, una refrigeradora, mejor, un buen equipo de sonido. Los sueños, sueños son. Pero, los sueños no deben ser permanentes. Los sueños son parte de la vida, no son toda la vida. ¿Y la plantación? ¿Cuántos soles le devuelve el agricultor a la plantación que le genera dinero para cumplir sus sueños? “Bueno, el chaleo pues, que más”. ¡Cómo qué más! ¿La poda, el manejo de sombra, el abonamiento, el manejo de plagas y enfermedades? “Ah, esas son tonterías, la finca se estableció con tanto esfuerzo para que nos de plata”.
El cafetalero solo deshierba la plantación, y eso, si lo hace. No poda, las plantas alcanzan hasta los tres o cuatro metros de altura, llenas de plagas y enfermedades y enredaderas; por partes la plantación tiene mucha sombra, por partes tiene mucha luz; no abona “¿Para qué?, si la tierra tiene que dar el sustento al agricultor”; no hace control de broca, no hace control de roya, de ojo de pollo, de escoba de brujas.
“¿Los técnicos, para qué?, si yo soy cafetalero con mucha experiencia”, es la versión casi generalizada de los caficultores.
Mientras suceden estos vaivenes en las actitudes de los productores, la roya avanza día a día, agazapada, a ocupar si es posible, todas las hojas de las plantas de cafetos de las 330,000 hectáreas, de los 150,000 agricultores, de los 388 distritos productores de Perú.
Esta invasión no es ninguna broma porque está sucediendo en todo el mundo. La industria del café mueve en la actualidad 70.000 millones de dólares al año, cifra superada únicamente por el petróleo en lo que se refiere a exportaciones a escala mundial, con una producción de siete millones de toneladas anuales. Se estima que 125 millones de personas viven del cultivo del café, incluyendo 25 millones de pequeños productores.
Perú ocupa hoy el octavo puesto a nivel mundial de producción de café en grano. De acuerdo a la FAO – Organización de Agricultura y Alimentación de la ONU- Perú produjo 677 mil toneladas de café en 2008. Mientras que la Internacional Coffee Organization menciona que el Perú ha producido 4.25 millones de sacos de café en el mismo año. El primer productor mundial es Brasil, con 36 millones de sacos anualmente (Wiki pedia).
Ante tamaña invasión, los agricultores siguen durmiendo, no hacen nada, es que “no hay plata, que alguien nos entregue los productos para nosotros aplicar”. Las entidades públicas y privadas siguen reuniéndose y terminan mirándose las caras porque simplemente carecen del financiamiento. No hay quién comande, con todo el poder de decisión, para procurar contrarrestar el ataque.
¿Para qué se necesita dinero? Para adquirir insumos cúpricos o pesticidas curativos y fumigar las plantaciones el día de ayer, antes que todas las hojas de las plantas de cafetos sean atacadas, se sequen y caigan. De no aplicar ya, las plantas de café se quedarán sin hojas; por tanto, no foto sintetizarán y no habrá producción de café el próximo año; esto significa, millones de soles en pérdidas de las 150,000 familias cafetaleras del país, por ende, de las cooperativas, de las bodegas; y, los clientes se quedarán si saborear la exquisitez del café peruano.
Un caficultor que producía quince quintales por hectárea año, en esta campaña ha producido solo cinco quintales. La economía familiar está atravesando por un mal momento. Algunos caficultores de las zonas bajas, que no son recomendables para la producción cafetalera, están reemplazando el café por el cacao. Los caficultores de las zonas altas, el reemplazo debe ser de café a café, de las variedades pache, caturra, a la variedad catimor. Sin embargo, este ataque severo de roya, está haciendo abrir los ojos a la mayoría de caficultores, que la agricultura no se la debe tomar deportivamente, comportándose como un agricultor recolector, de solo deshierbar y cosechar. A la plantación, debe dársela la debida atención: Deshierbo, poda, manejo de sombras, prevención de plagas y enfermedades, raspa y sobre todo, ABONAMIENTO. Las plantas debilitadas por la sobreexplotación de los suelos, son susceptibles al ataque de la roya y otras enfermedades. Escuche al técnico y cumpla las recomendaciones.

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