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viernes, marzo 29, 2024

Zona prohibida

Es verdad, hay carencia de políticas agrarias y las consecuencias no son superficiales, sino ingentes pérdidas ecológicas y económicas, en el presente y para el futuro. En el epílogo de la agricultura de consumo, que desde siempre se hacía de manera normal, ocurrió de pronto, años después, en la década del ochenta, que grueso gentío hizo su migración desde el Alto Huallaga, para establecer grandes cantidades de hectáreas de coca. Ya se sabe, que, junto a éste ilícito cultivo, se asomaron la drogadicción, la subversión, el narcotráfico, la delincuencia, la prostitución y sobre todo la desertificación ecológica de miles de hectáreas de inocentes bosques. Luego de casi dos décadas de ilusoria abundancia económica, con azotes y estímulos gubernamentales, la actividad de la coca cambió a cultivos lícitos de cacao y café. Se experimentaron dos transiciones: Primera: De la agricultura de autoconsumo al cultivo de la coca fue un paso aparentemente simple, fluido, porque ha ocurrido cuando los agricultores tenían en sus casas rurales sus almacenes llenos de alimentos: maní, maíz, frijol, café, arroz secano. Sus huertas rebosaban de abundantes gallinas de chacra, chanchos y cuyes. En el pastizal natural estaban los ganados bovinos, equinos y ovinos. Las comidas se hacían solamente con la leña proveniente de los bosques de la parcela. En aquellos bosques vivían aves como paujiles, torcazas, manacaracos, yutos, perdices, pavas. También los roedores añujes y picuros. Los sajinos y huanganas. Los monos tocones, maquizapas, cotos, choshnas. En el río abundaban los peces de añashuhua, bujurqui, anchoveta, bagre, pelea, boquichico, toa, doncella, macana, carachama, achpón. Es decir, la casa rural no era estéril, sino se constituía en el centro de la abundancia alimenticia. Con el cambio repentino de actividad, por la masiva llegada de gente de diferentes lugares de la sierra y la costa, a sembrar grandes plantaciones de coca, la forma de pensar del hombre de campo sufre un disloque. Deja de sembrar cultivos alimenticios. Arrasa con la reserva de bosque que tenía. Deja la cría de gallinas, chanchos y vacas. Realiza pesca en las quebradas y ríos de su jurisdicción con insecticidas. Pronto, en solo una década, los miles de hectáreas de cocales han perdido su capa superficial de suelo, debido al mal manejo, extremadamente intensivo, con prácticas anti técnicas, que los han convertido en tierras degradadas, ácidas, donde solo crecen la shapumba y la cashucsha. Sin más pérdida de tiempo, el productor de coca cogía su costalillo y tomaba otro rumbo, a empezar de nuevo con la misma actividad en otro bosque virgen. Ya degradó un bosque, ahora va a degradar otro bosque y así continúa con ésta actividad. Segunda: La política nacional fue combatir el narcotráfico, porque se ha convertido en el abastecedor del terrorismo. Cogieron narcotraficantes, quemaban centros de producción de cocaína, los cocales se secaron. Los productores de coca no tenían en sus chacras ningún animal menor, no sembraban cultivos alimenticios, no había animales para la caza por la carencia de bosques, no había peces en las quebradas y ríos porque fueron muertos con insecticidas. Los caseríos estaban vacíos porque su gente tenía dinero y vivía en las ciudades. Los cocales se mantenían con peones bien pagados. Los alimentos se llevaban de las ciudades (pollos, plátanos, yucas, sal, aceite, arroz, etc). Entonces, miles de hombres sin estudios secundarios, porque se solía decir, “que para tener dinero no es necesario estudiar”, no había otra alternativa que regresar a las actividades del campo; pero, la chacra estaba vacía, como el bolsillo, la olla y el alma. No podía ser que luego de tener por muchos años los bolsillos llenos de dólares, de contratar peones para actividades caseras y de la chacra, de nuevo a trabajar con el machete con sol y lluvia. Pero, ese mandato dictaba la realidad social y económica. Entonces, ésta transición fue realmente penosa.

Cerca de veinte años se viene trabajando con cultivos alternativos de cacao y café. Inicialmente fue una utopía, pero, las experiencias de otros lugares, con apoyo internacional, se logra que el establecimiento del cacao se realice con plantones injertados con clones productores; y las plantaciones de café se haga con variedades de buen rendimiento y tolerantes a roya. Los buenos precios de ambos cultivos, han incentivado aún más llevar adelante sus parcelas. Las plantaciones han sido establecidas con la mentalidad del agricultor puesta en la rentabilidad de la actividad; quizá por esa razón, los dineros de las ventas se malgastaban en adquisiciones de muchas cosas y excesivas diversiones con ingestas de alcohol y adquisiciones de equipos de sonidos, televisores y la línea blanca. Pero, nada para la chacra. De pronto, llega la roya del café y arrasa miles de hectáreas de cafetales. Llega el barrenador de cacao y hace que se pode la plantación de mala manera, sin abonamiento. Encima, los precios bajan severamente. Entonces, surge en la mente de algunos “precursores” de ir en busca de bosques vírgenes para emprender de nuevo con los cocales. Allí están ahora, decenas de agricultores, haciendo indiscriminada tala de rezagos de bosques y sembrando coca. En el único ingreso a la zona prohibida, hay varias personas con armas y tienen la orden de no dejar pasar a nadie.

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