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viernes, marzo 29, 2024

La sierra de San Martín

San Martín es un departamento ubicado en el nor oriente peruano. Los pobladores saben que es un departamento selvático; pero no todos están enterados que las áreas colindantes con los departamentos de La Libertad y Amazonas, son cordilleras de altitudes alrededor de los 4000 metros sobre el nivel del mar. Los arqueólogos no dudan en afirmar que por ésta cordillera ingresó el Inca Túpac Yupanqui a conquistar a los aguerridos Chachapoyas asentados en las ciudadelas de La Gran Saposoa. En el primer intento fallecieron miles de guerreros incas cubiertos por grandes masas de hielos. Ya no hicieron su ingreso por Kuélap debido a la férrea resistencia ofrecida. Aquella alta montaña fría es el lindero entre San Martín con los departamentos de La Libertad y Amazonas. La ciudad de Bolívar está a más de tres mil metros sobre el nivel del mar, de gente amable y bondadosa, de cálido corazón. Aquí abundan pesados fósiles crustáceos marinos petrificados de medio metro de diámetro y color negro. El ascenso por finos y húmedos caminos requiere especial concentración. Caminar por la cumbre es recorrer el mismo lindero que separa los departamentos de San Martín y La Libertad. La brisa fría es permanente; pero por momentos arrecian vientos fuertes con abundantes copos de hielo. Los finos caminos muy pronto son tapados y desaparecen en ancha magnitud de cubierta blanca. Los guías son necesarios para dirigir la dura jornada, hurgando al parecer finos aromas de cascos de los cargueros equinos, por zigzagueantes sendas imperceptibles, sorteando inmensas rocas y comenzando un abrupto descenso, que en buena cuenta ya es territorio sanmartinense, según su mapa de creación con Ley 201 del 4 de setiembre de 1906. Desde entonces, nadie en su sano juicio, se da por enterado que hubo otra Ley que la contradiga, por tanto, éstos linderos siguen siendo respetados. En la empinada y escabrosa bajada se van observando hilillos de riachuelos que discurren aguas abajo a San Martín. Avanza el tiempo, se alarga el recorrido y las imperceptibles fuentes de agua se van agrandando. En las partes de fuertes pendientes, se forman pequeñas y bellas cascadas, que caen como tersas cabelleras femeninas y se forman muchos arcos iris que adornan de colores la blanca cordillera. Luego de un día de camino se llega al otro lado del cerro, a la altura de la ciudad de Bolívar. En ésta parte, la explanada ondulante y abrupta por tramos, es cortada por límpidos riachuelos que van alimentar a la azulina laguna de Yonán. “Aquí el Ministerio de la Producción realiza trabajos de investigaciones de producción de truchas. Éstos peces son gigantes que alcanzan hasta casi un metro de longitud”, agrega un viajero. Cerca de la casa de piedras donde se alojan, están las plantaciones de papas, zanahorias, flores, ollucos, beterragas “¿pero son plantas que se cultivan en la sierra?”, se pregunta un hombre. “Por supuesto que sí, porque ésta es la parte del departamento de San Martín que es sierra”, responde su amigo. En la nebulosa mañana, el agricultor realiza sus actividades de deshierbo y abonamiento, en las terrazas donde los tallos de las plantas cultivadas se mueven al ritmo de la brisa permanente. Hay varios hombres y mujeres trabajando en la terraza, además se hacen aporques y limpiezas de las plantas. No hay muchas tierras disponibles cultivables, la agricultura se realiza en éstas angostas terrazas hechas por el hombre, quizá siguiendo ejemplos de los ancestros incas y Chachapoyas. Su indumentaria es la misma de la gente que vive en el resto de la sierra peruana: pantalón y camisa gruesas, medias dobles y ojotas, gruesa chalina y ancho sombrero. Para variar, chacchando hoja de coca con pizcas de cal. En el otro lado del pantalón va colgada una botella con aguardiente, que cada cierto tiempo de baja temperatura el agricultor va ingiriendo. Los cuyes corretean bajo la cama y en toda la cocina. En un rincón de la cocina hay abundante hierba fresca para alimento de los roedores, que el agricultor trajo muy de madrugada. La cocina va emitiendo humo y leve calentura al ambiente domiciliario.

El desagüe de la laguna de Yonán, desciende serpenteante como una sólida quebrada de casi diez metros de diámetro, como buscando aguas abajo en la inmensidad de la montaña, flagrantes maravillas de laboriosos humanos Chachapoyas. Luego de muchos kilómetros de sortear llanuras y hondonadas, la quebrada Yonán se confluye con su similar Huayabamba, que, a su vez, es el desagüe de su laguna agua arriba. En ésta confluencia se da el nacimiento de la quebrada Huabayacu, que es igual de fría, torrentosa y transparente; pero, de mayor caudal. Aquí también se hace pesca de truchas y otros peces de aguas frías. En todos estos tramos se encuentran las maravillas arqueológicas de los Chachapoyas, que aún no son trabajadas y puestas en valor. Mientras tanto, la agricultura desordenada hace de las suyas, maltratando éstas riquezas culturales.

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