27.8 C
Tarapoto
miércoles, abril 24, 2024

SÍ o SÍ, INDEPENDICÉMONOS DE LA CORRUPCIÓN

¿Usted no cree amable lector que la mejor forma de querer a nuestro Perú sea independizándonos de la corrupción?, ¿Usted no cree que mientras no nos independicemos, TODO LO DEMÁS ES PURO CUENTO?, ¿Cómo se puede combatir a ese pulpo multiforme, de miles de tentáculos que se regeneran, invaden y pervierten todo? Por mi parte, hoy como ayer propongo combatir la corrupción, para lo cual cada uno de nosotros, día a día eliminemos paulatinamente nuestra propia corrupción y así independizarnos de esta lacra social.

Recuerde amable lector que la corrupción es el peor enemigo del Perú. Este problema erosiona la moral de la sociedad, viola los derechos sociales y económicos de los pobres, socaba la democracia y el Estado de Derecho y retarda el desarrollo de los pueblos.

La corrupción es como una hidra a la cual le renacen las cabezas por todas partes. Es un delito que deteriora la fe del pueblo en sus representantes, es el enemigo más serio que tiene el sistema democrático.

La corrupción erosiona la justicia, la estabilidad, la eficiencia de una sociedad y su capacidad para asegurar el desarrollo de sus miembros.

La corrupción se ha convertido en una potentísima droga moral que puede llevarnos y que de hecho nos está llevando al caos, puesto que el lema de la sociedad actual es: “todo vale, nada vale”. Pero lo grave de nuestra sociedad no está solo en el nivel de corrupción, sino en la absoluta falta de respuesta y reacción frente al fenómeno, tanto a nivel individual como colectivo e institucional. Dicho de esta manera, el problema no está sólo en los que abusen, roban, defraudan o engañan, sino también en los que se rasgan las vestiduras ante tamañas indignidades pero que luego tratan con gran deferencia y respeto, o incluso con repugnante servilismo, a las personas que las cometen. Sin duda, la erradicación de la corrupción no se puede conseguir únicamente con la intervención estatal; es necesario un esfuerzo conjunto del Estado, la sociedad, el sector privado y los organismos internacionales. Sin embargo, la sociedad civil será el componente más importante de esta alianza. En suma, son los habitantes del Perú quienes determinan el grado de corrupción que están dispuestos a soportar. La población peruana debe de estar dispuesta a hacerse oír. Recordemos que la corrupción tiene un costo sobre la vida de nuestros pueblos, porque arroja una fuerte sospecha sobre la eficiencia de la gestión pública, produce un mayor déficit fiscal y distorsiona el rol distributivo del Estado. Este fenómeno denota el abuso de una función social y el mal uso de los recursos constituyen un verdadero robo que afecta negativamente el patrimonio social del estado.

Es urgente reaccionar frente a esta lacra social, que está destruyendo nuestros pueblos, oprimiendo aún más a los pobres y contribuyendo al enriquecimiento de unos pocos. La corrupción es un delito sin delincuentes porque el corruptor se cuida de dejar evidencias, huellas indicios o pruebas de su delito. La corrupción es enemiga de la democracia y socaba sus bases mismas. Los líderes corruptos se aferran al poder resistiéndose a llevar un gobierno abierto, atentando contra las libertades del individuo sin respetar los derechos humanos básicos. Este fenómeno social crea una sociedad en que los agentes económicos buscan rentas estatales y concesiones monopolistas mediante el soborno.

La corrupción empobrece a los países; los países más honrados crecen más que los corruptos. Esta lacra social redistribuye los recursos de manera no equitativa, ya que los ricos y privilegiados se benefician de las operaciones corruptas a expensas de los pobres y de los ciudadanos en general.

La corrupción crea un gobierno ineficaz cuyo único sustento es seguir corrompiendo para mantenerse en el poder, dejando de lado el “buen gobierno”. Crea inestabilidad política, generando un daño moral al premiar lo ilícito y castigar lo honesto. Destruye el Estado de Derecho y el imperio de la ley. Sin duda, el problema más visible que tiene nuestro Perú es el de la corrupción generalizada, el dolo, la burla de las leyes y la deshonestidad de funcionarios en todos los niveles de la administración pública y en todos los Poderes del Estado. Es el más grave porque es el que más a fondo daña la vida pública y privada del país. En la administración pública, es prácticamente imposible realizar cualquier gestión administrativa sin que, en alguna forma descarada o encubierta, haya que pagar comisiones y coimas. 51 999950558. Y adelante con nuestro lema; “LA MENTIRA CORRE PERO LA VERDAD LA ALCANZA”.

Wilder Ramírez Vela, Abogado defensor y librepensador – Lima – Perú – Latinoamérica

Artículos relacionados

Mantente Conectado

34,538FansMe gusta
267SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

Últimos artículos