29.8 C
Tarapoto
jueves, abril 25, 2024

“Lo que más crece en la Amazonía es la pobreza, la desnutrición y la erosión de los ecosistemas naturales” 

Para la derecha en Loreto la defensa de la naturaleza y de los pueblos indígenas originan pobreza y atraso en la amazonia

Por Róger Rumrrill 

Es para no creerlo. Para la Coordinadora del Desarrollo Sostenible de Loreto (CDSL), una organización política de derecha que aglutina a empresarios y políticos fujimoristas, apristas y de otras tiendas, incluyendo catecúmenos del partido que predica un capitalismo fósil, “Renovación Popular”, y todos ellos devotos del extractivismo neoliberal, la defensa de la naturaleza y de los pueblos indígenas provoca miseria y atraso. Para la CDSL, los indígenas son un estigma del desarrollo.  

Leamos este pensamiento tautológico e infodémico que difunde también fake news sobre el Acuerdo de Escazú. Sobre la Ley No. 28736, Ley para la Protección de Pueblos Indígenas u Originarios en Situación de Aislamiento y en Contacto Inicial (PIACI), afirman que la Ley PIACI, “Resulta lesiva para la región Loreto y el país, y porque significa retraso, subdesarrollo y hambre para nuestros pueblos amazónicos”. “No queremos seguir estancados en el pasado”, proclaman, y luego arremeten contra las ONGs, “rechazamos las conductas transgresoras de las ONG neoambientalistas extremistas y su plan de internacionalizar la Amazónía”. 

La Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva (AIDESEP), no escapa a su virulencia y crítica: “La Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana, que, por su propia denominación, debiera propiciar el desarrollo de la selva peruana, hace todo lo contrario. Impulsando, promoviendo y gestionando que los pueblos continúen viviendo en aislamiento y subdesarrollo permanente”. 

Niegan con una firmeza digna de mejor causa la existencia de los PIACI, que, para la CDSL, es una patraña: “No es verdad que existan estudios científicos rigurosos que demuestran la existencia de los PIACI”. 

En el comunicado número 8, abren fuego graneado contra el Instituto de Desarrollo Legal (IDL), por su “afán tendencioso y cómplice de desinformar a la población loretana” y agregan: “Hoy los amazónicos loretanos hemos despertado del sueño aletargado proporcionado por el opio de las ONG…”. 

Prosiguiendo con su insólita cacofonía, dicen: “Los PIACI son un invento para lotizar Loreto, bajo el mismo principio del nefasto Acuerdo de Escazú de quitarnos autonomía y soberanía sobre nuestros territorios, dentro del plan estratégico de las ONG de internacionalizar la Amazonía continental”. 

Para la CDSL, que operan como los cancerberos del extractivismo, la Ley PIACI, AIDESEP, IDL, las ONG, el Acuerdo de ESCAZÚ, los PIACI, “han frustado todo proyecto de desarrollo en la Región Loreto, tales como: interconexión eléctrica, hidrovías, carretera Iquitos-Costa Norte, Carretera Genaro Herrera-Angamos, entre otros”. 

No es por azar ni pura coincidencia que el pensamiento y el imaginario de la CDSL coincida con el negacionismo de la ultraderecha mundial, en especial la europea y estadounidense, sembradores de odio, racistas y supremacistas. 

La fórmula perversa del negacionismo contra los indígenas, los afrodescendientes, los pobres, los exiliados, los inmigrantes, es afirmar que son estos marginales los que originan la pobreza, la desocupación y el crimen y la violencia en las sociedades desarrolladas e incluso expanden el coronavirus e impiden y bloquean el desarrollo que, para estos negacionistas, desarrollo es el uso y abuso obsceno y destructivo de los bienes de la Madre Naturaleza. 

La pobreza en Loreto y la Amazonía: sus causas 

La Amazonía es una de los mayores bancos genéticos del planeta. Paradójica y cruelmente, en este espacio, en este caso en la Amazonía Peruana, y en particular en Loreto, están las tasas de pobreza, desnutrición y erosión más altas de toda la Amazonía. Incluyendo la tasa más baja de comprensión lectora en el país. Siempre he señalado que lo que más crece en la Amazonía es la pobreza, la desnutrición, la población y la erosión de los ecosistemas naturales. 

Una de las principales causas y orígenes de esta pobreza es el sistema extractivo-mercantil y primario-exportador instalado en la Amazonía y la mercantilización de la naturaleza. Un sistema que, como señala el mayor analista del capitalismo mundial, el francés Thomas Piketty, es una verdadera fábrica de pobreza y desigualdad. 

Los motores de la crisis ambiental y del deterioro de los ecosistemas naturales son el tráfico de tierras en la Amazonía, los monocultivos de palma aceitera y de soya, la minería ilegal, las plantaciones de hoja de coca, las carreteras y los proyectos hidrocarburíferos, entre otros.  

Desde 1821 hasta 1990 se han promulgado 18 mil leyes para el desarrollo de la Amazonía.  

Pero todas estas normas, reproducen a pie juntillas este rentismo, patrimonialismo, extractivismo y cortoplacismo. La Ley 1220, la Ley de Tierras de Montaña de 1912 promulgada por el gobierno de Augusto B. Leguía, es una copia fiel del pensamiento y la concepción de la clase empresarial de la “república aristocrática” de principios del siglo XX, como las normas promulgadas por Alan García Pérez en el año 2006, las leyes “del perro del hortelano”, es decir, como piensan los empresarios y políticos de la CDSL, muchas tierras para pocos indígenas o, peor, para indígenas invisibles e inexistentes. 

Los ciclos económicos de la Amazonía, sobre todo del caucho y del petróleo, son un registro fiel de este sistema. De acuerdo a las estadísticas de la época, en 1884 se exportaron a Inglaterra, el imperio de ese tiempo, 540,529 kg. de caucho desde Iquitos. Entre los años 1900 y 1905 se exportaron más de 2 millones de kg. cada año. En el año 1905 la renta cauchera generó un millón de libras esterlinas. 

Los barones del caucho, que se embolsicaron esta renta, obnubilados por esta efímera prosperidad que ellos suponían eterna, no movieron un dedo para diversificar la economía. Atrapados en esta quimera, despilfarraron esta riqueza de manera desopilante y rocambolesca: hasta enviaban a lavar su ropa en Londres y compraron un edificio diseñado por Gustavo Eiffel para instalarlo en la Plaza de Armas de Iquitos. 

Pero permanecieron mudos y ciegos ante el genocidio cauchero que costó la vida de más de 40 mil indígenas esclavizados y masacrados en los campamentos cauchero de Julio César Arana en el Putumayo y sus afluentes. Y todo el destrozo que provocó la extracción cauchera y la masacre de la fauna, no les valió ni un pepino. 

La historia patrimonialista, rentista, extractivista y cortoplacista se repitió con el ciclo petrolero que arrancó a partir de los años setentas del siglo XX en Loreto y la Amazonía.  

Entre los años 2004-2018, Loreto recibió un promedio de 11 mil 500 millones de dólares de canon petrolero. Otra vez, como en el ciclo de caucho, los empresarios, algunos de ellos integrantes del CDSL, no movieron un pelo para cambiar la estructura monoproductora de Loreto y promover la diversificación productiva del banco genético que es Loreto y la Amazonía. 

Buena parte de esa renta fue devorada por la corrupción, despilfarrando dinero incluso en un tren fantasma, muchas obras mal ejecutadas que ahora están inservibles y una obsesión por elobrismo, la siembra de cemento que genera coimisiones y es la clave para ganar elecciones. Pero la inversión en lo que es fundamental para el desarrollo, educación, salud, ciencia y tecnología, se gastó con cuentagotas. 

Otra vez, como había ocurrido hace cien años con el ciclo del caucho, los políticos y empresarios de Loreto, los beneficiarios del sistema, que son realmente los no contactados de la realidad, cerraron los ojos y no vieron la crisis que se avecinaba por la disputa geopolítica por el control hegemónico del petróleo entre EE. UU, los países petroleros del Golfo Pérsico y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) 

Los precios del petróleo se derrumbaron, cayendo el precio del barril de petróleo a 30 dólares. El canon se hizo humo. 

El colapso de la economía de Loreto provocó la misma o peor crisis que ocasionó el fin de la renta cauchera:55 por ciento de la población loretana cayó en la pobreza, 16 por ciento en la extrema pobreza, aproximadamente 100 mil trabajadores quedaron desocupados, creció exponencialmente la violencia y el narcotráfico se expandió como otra pandemia. 

Pero no es todo. Entre el año 2000 y 2019 se han producido 474 derrames de petróleo que han impactado los ríos y lagos, la flora y la fauna y los medios de vida y la cultura de los pueblos indígenas. 

Esta vez también, el banco genético seguía esperando una nueva visión del desarrollo. Porque el modelo extractivo-mercantil y primario exportador es inviable en términos sociales, económicos y ambientales. La Ley 27308 para el manejo forestal a través de concesiones, promulgada el 16 de julio del año 2000, otorgó 500 concesiones.  

Esa es una de las explicaciones de por qué el 90 por ciento de la madera amazónica que se emplea en el país y la que se exporta sea ilegal. El año 2002 el gobierno de Fujimori expidió dos resoluciones ministeriales donde establece el precio de las maderas más finas y valiosas de la Amazonía, la caoba (Swetenia Macrophyla) y el cedro (Cedrela odorata)Para calmar la angurria de los extractores y llenar sus faltriqueras con la riqueza de la naturaleza, las normas fijaron los siguientes precios: 0.1179 centavos por pie tablar de caoba y 0.0707 por pie tablar de cedro. Estos precios, de acuerdo a la opinión del destacado experto forestal ya fallecido, Guillermo Andrade, no alcanzaba ni para comprar una bolsa de plástico para una plántula. 

Los destructores de la naturaleza 

Solo en el año 2019 la destrucción de los bosques primarios en el mundo aumentó en un 2.8 por ciento. Con esta pérdida, la Tierra dejó de absorber 1.8 gigatoneladas de C02. Los trópicos perdieron 11.9 millones de cubierta arbórea. La Amazonía Peruana tiene 78 millones de hectáreas de bosques. Solo entre los años 2001-2010, de acuerdo al Instituto de Bien Común (IBC), se han talado 1 millón, 415 mil hectáreas de bosques. 

El 49.1 por ciento del territorio peruano, de acuerdo al IBC, es territorio indígena. En ese territorio, hay 1,101 Comunidades Campesinas sin titular y 778 Comunidades Nativas esperando su titulación.  

Ha llegado la hora de repensar el presente y el futuro de la Amazonía, de la nueva centralidad de la naturaleza como un espacio de sobrevivencia y donde los protagonistas de esta nueva centralidad son, los pueblos indígenas. Al modelo extractivo mercantil y primario exportador debemos sustituir, reemplazar, con una bioeconomía y donde los pueblos indígenas son los protagonistas con sus saberes, sus prácticas, su pensamiento, sus cosmologías y cosmovisiones y su cosmocentrismo que es un nuevo pacto de amor con la Madre Naturaleza. 

Artículos relacionados

Mantente Conectado

34,539FansMe gusta
271SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

Últimos artículos