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viernes, abril 19, 2024

El arte de gobernar en cuatro años, 1

Sobre el arte de gobernar se ha escrito bastante y ni todas las cartas de amor que se podían haber escrito igualarían todo lo publicado sobre este tema. Sin embargo, en mi modesto entender, me permitiría recomendar a dos autores: Dale Carnegie y Margarite Yourcenar, además de los libros de Germán Alarco, Pedro Morillas Torres y Francisco Durand (+), los últimos nombrados que nos descubren, también, la realidad de nuestro país. A Carnegie, sobre el tema de las relaciones humanas y las actitudes, y Marguerite Yourcenar, sobre la visión para gobernar. Y si a todo ello se le sumaría la calidad e idoneidad de las personas que acompañarán al gobernante, cuatro años sería mucho tiempo para tener una gestión exitosa. Pero el poder político casi siempre se equivoca y así ha pasado en estos últimos veinte años y ya vemos los magros o mediocres resultados.

Estamos presentando un conjunto de lineamientos que, necesariamente, deben tenerse en cuenta para una gestión exitosa en cuatro años. Pero existe un tremendo riesgo y es que la gente del entorno del poder le diga al gobernante algunas de estas frases típicas y de cliché: 1) Mire, señor, nosotros eso ya lo sabíamos y precisamente queríamos conversarlo con usted; además, quienes están presentando las propuestas están desfasados, 2) Nosotros conocemos el tema y lo podemos hacer mejor y somos un equipo de trabajo y, 3) Nosotros conocemos a un equipo de profesionales a quienes podemos llamar y contratar y, además, son “nuestra” gente, y no nos van a cobrar mucho y, 4) Le ocultan información a la autoridad . ¿Qué estos escenarios son reales? ¡Por supuesto que sí, y he sido testigo presencial de esas situaciones!

Cuando tuve la oportunidad de visitarle a un gobernador regional, observé que en la antesala de su despacho todos los visitantes estaban con sus expedientes y al preguntarles de qué se trataban las peticiones, estas consistían en losas deportivas, jardines mecánicos, locales comunales, arreglo de una placita, una banda de guerra, un cerco perimétrico. Sobre este tema hablé con el gobernador dándole las recomendaciones y estrategias de cómo salir de esta situación. Y cierto día me llamó para decirme que se había librado de esa presión con las estrategias que le di, que no son más que criterio, sentido común y relaciones humanas.

En primer lugar, los funcionarios de confianza deben sumar, ¡y este es el requisito fundamental! Se dan casos que muchos de estos tipos comienzan, por sus mediocridades, restando la calidad de la gestión, por muchas razones: el cargo les ha caído demasiado grande, se creen que van a descubrir la pólvora, creen saberlo todo y solo ellos podrán dar las soluciones a todos los problemas. Por ejemplo, en Agricultura todavía no han comprendido el poder estratégico del Comité de Gestión Regional Agrario (CGRA).

Y todo esto solo para comenzar. Para comprender mejor la lectura de esta primera parte, a muchos les recomiendo una escena de la película El Padrino…. (Comunicando Bosque y Cultura).

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