26.8 C
Tarapoto
viernes, marzo 29, 2024

Tres libros de Luis Alberto Vásquez

He leído con gran emoción tres de sus últimos libros que ha publicado Luis Alberto Vásquez Vásquez (Moyobamba, 1963), como son “Lluvia con sol –Cumbia amazónica” (2021), “Aquí me quedo –De vuelta al barrio” (2020) y “Esperando tu abrazo…” (2018), este último de breves y tiernas poesías cuyos versos nos llegan suaves como si fueran la cascada de un riachuelo. En las páginas de esos libros nos solazamos por la emoción de las frases que construye dirigidos por el amor de nuestra música, el sentimiento del terruño y el amor filial a la madre; sin embargo, me gustan más por su espontaneidad, naturalidad y sinceridad. Lucho tiene una simbiosis y química natural con lo que él mismo es y lo que nos trasmite y entrega. Y eso se valora.

De “Esperando tu abrazo…”, Luis Salazar Orsi, al prologar el libro, señala: “Y empleando solamente un austero puñado de palabras desnudas el autor nos deslíe en este libro diáfano e interminable diálogo (o monólogo) que nos conmueve profundamente”. En efecto, son tiernos los versos: “Todavía siento / tus manos / suaves / envolverse en / mi cabello / al atardecer”. Nos sublima: “En el viento / azul / de la Punta / de San Juan / el cariño de / mi madre / era una bendición / del Universo”.

De otro tono es “Aquí me quedo – De vuelta al Barrio”, publicada por la Editorial Trazos. El libro es una recopilación de personajes y hechos moyobambinos, de esta ciudad que tiene historias absurdas que Macondo, ese pueblo imaginario de Gabriel García Márquez, se queda chico. Comentan el libro, Werner Bartra Padilla y Eloy Jáuregui, pesos pesados de la literatura peruana. En sus páginas, de un vocabulario natural y con expresión de barrio, como si estuviéramos conversando en la esquina del raje nos vamos enterando de personajes moyoshos, simplones y querendones, algunos sí tremendos pendejos pero sanos. Me divierte sobremanera cuando en el cuento que da origen al título del libro, el autor nos recuerda que su abuelita, ante situaciones de historias familiares, escabrosas, solía decir “que el agua, la candela y la raca, nunca se mezquinan”. Y nosotros agregamos: además, esa cosita no se gasta, y ¡tiene música!

Por “Lluvia con sol –Cumbia amazónica”, en autoría con Alberto Ríos Ramírez (+), desfilan, como por una fotografía, los conjuntos cumbiamberos amazónicos. Entonces hacemos un periplo desde Uchiza, Pólvora, Sion, Tarapoto, Rioja, Moyobamba, Pucallpa e Iquitos, para enterarnos de la historia de esos conjuntos que enriquecieron nuestras vidas. ¿Quién no bailó con Los Dexter, Los Yennis, Los Invasores, Fresa Juvenil, Sonido 2000, El Sonido Verde, Los Mirlos, Los Trionix, Siglo XX, Los Wemblers, Juaneco y su combo? ¡Yo le he dado duro; esas cumbias eran mi vida! Para mí, una cumbia amazónica tiene la misma belleza de un lieder de Schubert o una sinfonía de Mozart y de Vivaldi.

Alguna vez Gabriel García Márquez escribió que la música del Caribe es la más bella del mundo; escuchar, por ejemplo, “Lamento borincano” es emocionante, claro. Pero si el colombiano después de haber escuchado nuestras cumbias amazónicas no se hubiera pronunciado favorablemente, yo le hubiera dicho: “Ya pues, Gabo, …¡No jodas!”. (Comunicando Bosque y Cultura).

Artículos relacionados

Mantente Conectado

34,513FansMe gusta
256SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

Últimos artículos