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viernes, marzo 29, 2024

Voces de pegasus

En semana santa, cuestión de hacer lo diferente

Christian Melendez Obregón

Es viernes, ese viernes al que llamamos “santo” y en ese día como se resume toda la porción de religiosidad que nos alcanza en el pecho a muchos, la porción de cristianismo asimilado a nuestra cultura familiar y personal más aún. Pero, ¿qué ocurre con ese viernes al que llamamos santo? Sucede que lo transformamos en un día común más, un día ordinario de los tantos que transcurren en el calendario de nuestras vidas. Coherencia, eso es lo que nos falta a aquellos que profesamos creer en alguna versión del cristianismo, simple y clara coherencia, como en estas circunstancias.
Y es como en esas ocasiones que te agarras de cualquier pretexto para celebrar, y pasarlo bien en mancha; lo que hacemos entonces es agarrarnos de cualquier oportunidad para pasarlo en familia, o en amigos, o en pareja, o pasarlo a solas frente al televisor. No estaría mal, si hablamos de ser coherentes si se decretara un día para celebrar la oportunidad: la oportunidad para inventarnos nosotros mismos los pretextos que sean necesarios para celebrar.
Bien por ese lado el ingenio para matar el tedio de la rutina, pero, ¿qué pasa cuando afirmas creer en Jesús, la biblia, y esa fe es la que presentas casi como una carta de presentación ante los demás? Pues adquieres una responsabilidad mayúscula, eso sucede porque llevar el nombre de seguidor de Cristo, es decir afirmar que eres cristiano representa una alta responsabilidad para mostrar sus caracteres a los demás, principalmente su amor. La cuestión es que nos hemos acostumbrado a rebajar la categoría que encierra el término cristiano, razón por lo cual el cristianismo ha perdido cierta credibilidad, no por el cristianismo en sí mismo sino por quienes profesan ser cristianos y muchas veces muestran el lado opuesto del cristianismo.
Este Viernes Santo, que se acerca, es una interesante oportunidad para ser más coherentes con la fe que afirmamos tener, no ser los típicos cristianos de ceremonias eclesiásticas y la pose de buena gente, de personas de reputación moral y cosas así de superficiales y formales. ¿Cuánto de fondo hay en tu fe y cuánto de forma? Si de ser coherentes se trata entonces entenderíamos que el término santo con que calificamos a estos días y en particular el viernes, aunque debería ser también y efectivamente con mayor razón todavía por ser la resurrección del mesías la razón de nuestra fe cristiana; entenderíamos digo que el término santo señala algo separado, sagrado para Dios.
¿Pero, cómo es celebrado la Semana Santa en nuestros días? Sin conciencia de la trascendencia de la importancia de esta fecha, salvo al interior de las iglesias, Semana Santa se diluye en las calles como un día común más, o en todo caso como una fecha para viajar, para mirar algún espectáculo, y tantas otras opciones que nos presenta la amplia gama de diversión moderna, corrompida no pocas veces con drogas y alcohol, que es en realidad otra droga, pero permitida por nuestras acomodaticias leyes.
Vivir de espaldas a Dios, a ese Dios en quien decimos creer, esa es la regla de nuestros tiempos. Esta semana puede ser diferente, hazlo diferente: acércate en humildad a ese Dios que fue capaz de entregar a su propio hijo para que nosotros adquiramos salvación y vida plena. Haz de este viernes, de este domingo, días de reencuentro con tu creador. ¿Quién sabe? Puede ser un nuevo inicio, una nueva oportunidad que te da la vida, y Dios.

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