Ha concluido esta campaña que, en cuanto a las actitudes de los políticos, ha sido bastante mejor que la anterior. Pero lo que llama la atención es cómo se ha perdido la lealtad partidaria; mejor dicho, con qué facilidad “nuestros” políticos migran hacia otras tiendas por ese afán, dicen, de querer servir a la región, o a la ciudad…Por lo menos ese es el mensaje que nos han dado en este último proceso. En verdad, no estuvo mal, porque así se hace la política ahora. Para la anécdota quedan los afanes destructivos; y algunos, aunque perdedores, salen fortalecidos, porque la vida continúa.
Llegará el momento de los cambios y los acomodos, las ´recomendaciones´ y las prevenciones. Y puede llegar también la confusión y el caos y la locura cual nueva “Operación Valquiria”…Tener las respuestas adecuadas a lo anterior demostrará el temple del nuevo líder. Es el momento de saber elegir a la gente. Y he podido observar que nuestros políticos sanmartinenses –con excepciones, claro– están aprendiendo a vivir para la política.
Ya cité en artículos anteriores la distinción que hace Mariano Grondona entre aquellos que ´viven de la política´, y los que ´viven para la política´. Mejor dicho, entre los políticos profesionales y los profesionales de la política, respectivamente. En su libro “El desarrollo político”, dice que los ciudadanos “solo participan del poder el día de los comicios, quedando después la participación ciudadana a cargo de la ´clase´ de los políticos profesionales”. El sociólogo alemán Max Weber insiste mucho en este tema. Y en verdad todo gira en el centro de lo que debe ser la honestidad en la política, las actitudes correctas de los que se llaman a sí mismos ´líderes del cambio´.
Ocurre, pues, a todos les gusta estar en el lado de los ganadores, siendo esto parte del instinto de supervivencia. Y con mayor razón en la política, porque aquí se adquiere poder y es cuando nos consideramos por encima de todos: salimos de las cavernas, repartimos indulgencias, damos la mano con esa actitud de que todo se puede, etc. Y no puedo dejar de citar nuevamente a Grondona cuando con cinismo escribe: “Lo racional en toda guerra es estar al lado de los ganadores”.
Al momento de escribir estas líneas es probable que vayamos a una segunda vuelta. Pero quiero destacar que los perdedores han mostrado actitudes y gestos que los enaltecen, los engrandecen. Porque las personas sensatas comprenden que es el momento de buscar las coincidencias, perdonar los agravios, saber que ya existe un camino ya trazado y, sobre todo, ubicarse en la realidad histórica por la misión recibida. Tener la inteligencia y generosidad para reconocer que el derrotero señalado por Nueva Amazonía ha permitido avanzar en estos últimos ocho años, porque tenemos una región diferente, aunque para lo de la Región Verde no tuvo el acompañamiento sincero y faltó coraje, porque los llamados a ejecutarlo no tuvieron valor para ser audaces.
Confieso que me ha emocionado escuchar las declaraciones de Enrique Flores Pinedo y Sandro Rivero Uzátegui, lo que hace sentirnos fortalecidos, porque aceptar con hidalguía una derrota, es más hermoso que celebrar un triunfo: dice muy bien de la calidad personal de ellos. Precisamente viene a mi memoria la anécdota aquella de Bettina Bunge –publicado en Selecciones del Reader´s Digest–, al retirarse del tenis profesional. Habiendo perdido los diecisiete encuentros que jugara contra Martina Navratilova, le preguntaron qué había aprendido de sus partidas con la Navratilova, respondió: “A estrechar la mano de la vencedora”.