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viernes, marzo 29, 2024

Patada de Mula

Y la delincuencia está ganando la batalla en Moyobamba ante la pasividad de las autoridades, principalmente la Policía Nacional, que poco o nada le importa lo que viene ocurriendo: asaltos, robos, asesinatos y ellos felices con sus operativos por cascos, persiguiendo conductores de motos lineales. El coronel Gastón, alias “coronel casco” debe irse a su casa, solicitar su baja o en todo caso, pedir su cambio a alguna oficina burocrática. Ya mucha vaina.

Moyobamba, la otrora ciudad señorial de la amazonía, se ha vuelto una ciudad peligrosa y la sociedad civil, no dice nada, su frente de defensa está preocupada por las cadenas ronderiles y mientras no sea un familiar al que llenan de balas en la calle a plena luz del día, a la gente ya no le importa.

Hace unos días hubo un incendio cerca el mercado de abastos y la policía, a mando del coronel casco y una capitana, que es jefa de tránsito, no tuvieron mejor idea, que montar un operativo para imponer papeletas por casco, en vez de ayudar a los damnificados, cuyas tiendas eran saqueados por los malhechores. No pasa nada con la policía nacional y creemos sinceramente, que todos deben ser cambiado a otros lugares y reemplazarlos por personal que sea más operativa dentro el marco de la ley, porque ahora el delincuente se ríe del policía, a quién no respeta para nada. Solo falta que roben en el mismo local policial. General, haga algo por favor, antes que los sicarios tomen la ciudad.

A ver el alcalde, Oswaldo Jiménez, que parece vivir en la costa, de una vez por todas, haga algo por la seguridad. Por lo menos pudiera suspender esos operativos por casco, que solo sirven para robar a los ciudadanos y que informe a dónde va ese dinero, qué se hace con esa recaudación, cuánto le dan a la policía, a qué cuenta lo depositan, si le entregan al jefe policial, ya pues no jodan. Habrá algún regidor que investigue este tema, porque la defensoría del pueblo se chupa y la fiscalía es un ente que solo está de fachada.

A ver la iglesia, si nos puede ayudar a hacer algo, a preparar una marcha contra la violencia y contra los policías que no hacen nada y exigir que el coronel casco se vaya por ineficiente y por incapaz, porque no ha podido resolver ni un solo caso de los asesinatos que se ejecutaron en la ciudad de Moyobamba.

El caso emblemático del profesor y artista, Panchito Sifuentes Vásquez, duerme el sueño de los justos. La policía no tiene una sola pista del asesino o de los asesinos, que acabaron con la vida de un hombre bueno y querido por la colectividad. Un fiscal dijo que estaban a punto de dar con los asesinos y nada, pura palabrería que constituye una burla. El caso de un profesor encontrado después de varios días a las orillas del río Mayo o el de un trabajador del gobierno regional, asesinado por dos sicarios a bordo de una motocicleta y con cascos, ni siquiera se investigan. ¡La policía! nada pues, que van a hacer esos muchachos, que caminan con sus celulares en las calles, después de “estudiar” (es un decir) en las escuelas policiales, apenas un año.

La policía está podrida y no hay que reestructurar nada, más bien habría que refundarla, ha sentenciado el periodista César Hildebrant. Amén.

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