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viernes, marzo 29, 2024

“Vamos a ver”, “hablamos”, y otras expresiones tóxicas

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Cuando me desempeñaba como Director de la Oficina de Planificación Agraria – Dirección Regional de Agricultura, recibí en mi oficina a una conocida persona que acudió a realizar una gestión, y después de sus explicaciones salí con aquella frase tan trillada que se emplea para engañar a la gente: “Vamos a ver”. Y me dio ´en mi resho´, cuando dijo: “Mire, señor, esa frase es engaña muchachos. Disculpe, he perdido mi tiempo con usted¨. Se levantó, se despidió con frialdad y se retiró.

Me quedé conmocionado y pude darme cuenta que, muchas veces usan esa frase las personas que tienen cierto poder o nivel de decisión, cuando su facultad discrecional lo permite; mejor dicho, cuando no pueden o no quieren servir. Y hemos aprendido que si ante algún pedido –de un trabajo, por ejemplo- te dicen el consabido sambenito: “Vamos a ver”, simplemente te están mando al desvío.

Hemos aprendido también por experiencia que otra frase tóxica con la que nos encontramos a menudo es el “Hablamos”, que no es sino una frase de shoteo, y que significa que tampoco eres parte del entorno del poderoso del momento pues, si te consideraría un amigo, por lo menos te invitaría una cervecita.

En realidad, vivimos momentos tóxicos. La situación de toxicidad de la política peruana es lamentable. Como quisiera decirnos la congresista Verónika Mendoza: nuestros grandes “líderes” políticos andan en el limbo entre “Piedras Gordas” o la fuga. Los medios televisivos, por ejemplo, a diferencia de los medios de prensa escritos, parecieran vivir para el mundo de la farándula y las noticias de la criminalidad permanente: nos han intoxicado. Privilegian un tema tan banal como la agenda de Nadine, mientras que un asunto de valor, como son los plagios de Cipriani, son manejados hábilmente, y el público peruano, acojudado, toma partido por el sesgo por el que le han manipulado. Y en nuestro este país de miércoles no pasa nada.

En el mundo del humor, ya les recordé a mis lectores aquellas ´Mentiras universales´ inmortales que hizo famoso el humorista Sofocleto, siendo clásica: “Mira, Martínez, no preocupes por el puesto que estás pidiendo, ya el ministro tiene tu caso y en cualquier momento te llama pues él está sumamente interesado”. Y muchas personas, ante expresiones como esas captan el verdadero mensaje, y tienen, como respuestas, algunas frases que van más allá de la ironía…. Me explico.

Otras frases son éstas: “Envíame tu currículo”, “Te llamo”; expresiones cliché para el cojudeo elegante. Como anécdota, cierto personaje que tiene una capacidad y habilidad ´reconocida´ para acomodarse, ante una insinuación por una chambita dirigida por un colega para poder llevar el pan a sus hijos, no pudo evitar decir: “Envíame tu currículum”. La respuesta del colega, no ingenua por cierto, fue: “Si tú ya me conoces, primito, para qué ya pues pides mi currículum. Dime de frente si puedes o no puedes”. Lo que en cristiano significa: Quieres o no.

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