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viernes, marzo 29, 2024

Carta a una joven madre soltera

Voces de pegasus

Cristian Meléndez

 

Hola, quiero empezar esta carta por donde debo hacerlo, por dejarte en claro que no esto no es una broma de mal gusto, un atrevimiento de mi parte tal vez, en mí no hay sentimiento más que el respeto hacia tu persona y preocupación; sí, preocupación. Es por eso que me atreví a escribirte estas líneas.
Madre, aun no asumes del todo esta nueva etapa en tu vida, una etapa a la cual entraste a través de los enredos de lo que llamabas amor. Entiendes ahora que en ese juego no siempre se gana, es más se pierde con mucha frecuencia, sobre todo cuando juegas con alguien que lo único que busca es aprovecharse de tu inexperiencia, de tu ingenuidad para ciertas cosas. Pero lo sabías, sabías que siempre había la posibilidad de que en una de esas veces el milagro de la vida floreciera en ti. Y así fue en efecto.
Madre, lo pensaste un millón de veces, y más todavía. ¿Y ahora? Las críticas te llovieron por todos lados, por donde tú menos lo esperabas incluso. Las razones sobran: tus estudios supuestamente frustrados, tus proyectos de vida, tu edad, sobre todo tu edad. No saben ellos que Jesús, el mesías esperado de Israel, nació de una adolescente, María no superaba los 17 años cuando tuvo la maravillosa experiencia de ser la madre del salvador. Entiende una cosa: pueden decir lo que quieren, déjalos hablar, lo peor que puedes hacer es aceptar sus razones y creer que ya todo está acabado, contagiarte de pesimismo y frustración. Sé una torre alta a donde no puedan ingresar sus invitaciones de muerte. Sé que ya decidiste, matar a la nueva vida en tu ser nunca estuvo en tus planes. Te admiro, te respeto, inmensamente luchadora contra la muerte.
Madre, las cosas se complican cuando el padre tu hijo decide huir. No tiene el valor para asumir su responsabilidad de hombre, uno de esos que cree que puede salirse con las suyas siempre, y que ha creído siempre que el amor es cuestión de placer, de goce sexual y no ha pensado nunca en serio en la posibilidad de ser tu compañía de vida por el resto de tu existencia. No sufras un solo día por él, no lo vale. Sus supuestas dudas te dueles más, sus infundadas sospechas que afrentan tu honor de buena mujer. Le diste más de una oportunidad de rectificarse en su mal proceder y acompañarte en esta aventura de ser padres juntos, ha rechazado tu invitación. No lo ruegues, no se ruega nunca en los terrenos del amor, en los ámbitos del honor.
Madre, todo saldrá bien. Difícil será, verdad y no te lo niego; pero verás cómo los más cercanos a ti, tu familia, la que ahora tanto te critica luego se encariñará con tu hijo y se convertirá en la alegría de la casa. ¿Estudiar, triunfar en la vida? Claro, lo puedes hacer, es más difícil ahora, pero lo puedes hacer. No estás sola, nunca estarás sola desde hoy: tienes a los que verdaderamente te quieren, los que sin importar las circunstancias que fuesen siempre estarán ahí para ti; tienes a tu hijo, o tu hija (ya veremos después que sea), y es alguien que a partir de ahora va ser tu nuevo impulso para hacer las cosas, tu nueva gran motivación e inspiración para ser mejor persona, para andar por el camino de la superación diaria. Tienes la bendición de Dios, su mano ayudadora estará siempre contigo pues Él siempre bendice a los que aman la vida, a los que defienden la vida y el derecho a vivir.
Y el amor llegará, el buen amor, el verdadero amor. Solo ten paciencia, que la impaciencia es siempre mala consejera.

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