Bagua queda a casi nueve horas desde Tarapoto, pero la toma de la carretera en Corral Quemado afectó directamente a San Martín.
Una vez que el diálogo entre el presidente regional césar Villanueva y los indígenas de la región llegó a buen acuerdo, estos despejaron las carreteras de la región, y la población esperaba que en los próximos días de abril del 2009, las comunidades nativas de amazonas hagan lo mismo.
Ellos pedían que se deroguen tres leyes en el Congreso de la Repúblico que lamentablemente por discusiones bizantinas la discusión en torno al bloqueo de carretera en Bagua, poco a nada importaba a los parlamentarios.
Fueron cuatro semanas de asfixia en los pueblos de la selva nororiental, esperando que en el pleno de los jueves se dignaran a resolver el problema, pero nada, es que Lima está tan lejos que poco o nada importaban los problemas de “los peruanos de segunda”, tal como calificó Alan García no sólo a los nativos, sino a los que vivimos en la selva.
Luego vino lo inevitable, el desbloqueo en la “curva del Diablo”, una operación mal llevada por la Policía Nacional, lo que sobrevino en la muerte de 39 peruanos, entre civiles, policías y nativos.
Luego de la babarie, el Congreso vergonzosamente derogó las leyes que las comunidades nativas pedían, cuando ya hubo derramamiento de sangre, cuando ya los muertos eran velados.
En fin, el Baguazo, podemos interpretarlo como el divorcio ente Lima, con el interior del país, entre Lima y amazonas, entre Lima y San Martín; pero no podemos hablar de divorcios si nunca hubo un unión, es decir, luego de cuatro años del Baguazo, nos encontramos en un país todavía partido en dos, donde lamentablemente existen ciudadanos de primera y de segunda categoría. (Julio Quevedo Bardález)