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viernes, abril 19, 2024

Los saberes maravillosos de los chazutinos

Por: Willian Gallegos

En un libro muy original se recogen los testimonios de un pueblo, como Chazuta, a partir de las declaraciones espontáneas de dieciocho lugareños quienes expresan la sapiencia de sus años de vida, de sus experiencias, de sus creencias y, quizá, de sus sueños

El libro es fruto de la iniciativa de la Dirección Regional de Cultura, con el apoyo del Proyecto Cultural del Gobierno Regional de San Martín y de la Cooperación Alemana a través del Programa Desarrollo Rural Sostenible. A esas instituciones, y a las personas que las dirigen, nuestro reconocimiento por haber hecho posible un libro realmente singular, como a todas las personas que aparecen en los créditos del trabajo.

A través de un estilo abiertamente coloquial, los entrevistados nos van descubriendo sus aprendizajes y enseñanzas que no son sino una forma de vida y cómo entenderla. Quienes exponen nos transmiten las enseñanzas de sus ancestros que es en el fondo la adaptación a las nuevas condiciones al que los chazutinos tenían que adscribirse. Chazuta no es un pueblo autóctono de la Amazonía pues, según el descubrimiento de los estudiosos, procede de la región de la Sierra, probablemente de la zona intermedia entre Huánuco y Ancash: algunos de los vocablos quechuas chazutinos los encontramos en el diccionario quechua ancashina, publicación que puede usted encontrar en la Biblioteca Municipal de Tarapoto, si es que no lo han choreado.
El libro “Chazuta y sus saberes maravillosos” nos obligan a profundas reflexiones. Primero, Chazuta es un pueblo sin igual y, como lo dije en un artículo publicado en este diario, los chazutinos son personas irrepetibles. Y esta precepción y descubrimiento valdrían para un debate de polendas para el tema de la “identidad cultural”. ¿Por qué? Porque en verdad el chazutino es especial. Juan Rubio López, de repente el primer foráneo al descubrir una parte de la idiosincrasia del chazutino , nos sorprendió cierta vez cuando dijo que no ha conocido colectivo más pendejo como el chazutino: por su astucia, su perspicacia, su simplonería, un poco calculador, estar de regreso cuando todos están de ida, todo dentro del buen sentido de la palabra.

En segundo lugar, el reciente descubrimiento de la cerámica a partir de las urnas funerarias, colocan a Chazuta como una cultura propia, pues el estilo de su cerámica, a decir de los investigadores tiene característica propia, aunque probablemente con algunas influencias de otras culturas. Y aquí viene mi reflexión, a partir de lo que expresa Luis Alberto Vásquez Vásquez: “Este descubrimiento arqueológico [de las urnas funerarias] ha confirmado que la cerámica de Chazuta es un arte milenario y la expresión de su identidad cultural:´(los especímenes alfareros descubiertos responden a varios estilos y tradiciones alfareras, entre los que se pueden reconocer los procedentes de Ucayali, Marañón y Cocamas, andinos o serranos, aun no plenamente identificados”.

Un libro realmente maravilloso, por coloquial y testimonial, en donde el chazutino y la chazutina se descubren al mundo: él, trejo, simplón y pendenciero, pero sano; ella, dulce, tierna, amorosa, maravillosa como su arte y encantadora como ninguna. (Continuará).

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