Este año marcó tremendas transformaciones en el mundo. Lamentablemente, se han incrementado los escandalosos atentados terroristas en Europa, el asesinato impune en Medio Oriente, impulsado por fuerzas invisibles de la economía, en donde poco tienen que ver las ideologías enfermizas ligadas a la religión. Este año se debatió la posibilidad de la presidencia del Perú entre dos fuerzas de derecha que no tienen mucho de distinto, solo que una en el presente es santificada y la otra repudiada por un sector de la opinión pública. El descubrimiento de los hechos de corrupción desde las instituciones que ambos manejan, el ejecutivo y el parlamento, dejan muchas dudas sobre la idoneidad de a elección de los peruanos. En Brasil, lo sucedido con Temer y Dilma, deja a las claras que hay poderes oscuros que gobiernan a su gusto los países en el mundo, capaces de mover “procesos revolucionarios”, con el poder de los medios de comunicación y su dinero. En el Perú, como nunca se ha derramado petróleo y como siempre las empresas responsables, simplemente no hicieron lo suficiente por mitigar sus daños. La Amazonía, ha anunciado PPK, no se desarrolla a la velocidad que debería, es decir seguramente este año habrá un boom de esa inversión… (continuará)