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jueves, marzo 28, 2024

Año 2017 o de nuevas esperanzas

atravezdelcristal

Siempre esperamos que nuestros sueños se cumplan en el nuevo año que llega. Así será siempre. La suma de los éxitos individuales hace a las sociedades felices, siempre que la gestión política se desenvuelva dentro de los marcos de la igualdad, la justicia y el respeto a los ciudadanos y no traicione sus esperanzas. Cuando la gestión política nos falla y nos traiciona, hace escarnio de esa sociedad que ha confiado en ella, no su destino, sino la ausencia de esos espacios que necesitamos todos para surgir, para desarrollarnos. Y no estoy hablando de la competitividad, ese falso paradigma que promueve la guerra desenfrenada para procurar ser alguien en la vida, sin importar si arrasas con todos y no cuentan los valores.

He enviado algunos mensajes a los correos electrónicos de muchas personas en donde les deseo el procurar ser siempre mejores cada vez. Gracias por contestarme. Que todos los años que llegan vayan puliendo esas aristas que todavía le dan rugosidad y aspereza a nuestras vidas. Seguir construyendo nuestro ser, a pesar de los frenos con los que nos enfrentamos; a pesar de esos cabes que nos ponen esas personas que son presas fáciles de la desinformación, lo que no es sino una debilidad manifiesta.

Confieso que, aunque pueda parecer cursi y pretensioso, acabo de terminar de leer una voluminosa biografía de Napoleón, un personaje que siempre me ha fascinado. Por sus actos, más que por sus obras, como escribe el biógrafo, es que el gran corso adquiere su grandeza. Y uno de esos actos que lo hacen grande, es el de siempre haber tenido el don de practicar la gratitud y el de ser generoso con sus enemigos que cayeron en desgracia. Y esto se manifiesta, aún más, cuando dicta su testamento en su destierro en la isla de Santa Elena, donde muere un 5 de mayo de 1821.

Y este es el mensaje que quiero darles, porque, aún dentro de nuestra humildad, el ser gratos y agradecidos nos eleva a otras dimensiones, que se complementa con la generosidad. Ser agradecidos a quienes nos regalan sus sonrisas; a quienes comparten sus dones dentro sus precariedades; a quienes nos regalan amistad; a quienes nos dan la oportunidad de un trabajo; a quienes nos recomiendan para ese trabajo para el que nos consideran aptos; a quienes nos dan un abrazo fuerte, comprometido y con convicción; a quienes nos dan aliento para seguir adelante. Y perdonar a quienes dicen que usted no tiene el perfil para el cargo.

Nunca perdamos la oportunidad de decirle a esa persona que siempre le estaremos agradecidos. Dejemos de lado esa aparente timidez y recelo de no estrecharle a ese amigo y amiga en un abrazo para demostrarle calor y afecto. Que los latidos de esos corazones se fundan y esas vibraciones choquen con violencia. El verdadero amor se conoce por los latidos del corazón. La verdadera pasión se manifiesta, además de esos latidos, por la fuerza de la mirada y por el gesto.

Perdonen, amigos, si nunca pude decirles ¡Gracias! Gracias por esas llamadas imprevistas en los días de cumpleaños. Gracias por esas llamadas en que te dicen que te necesitan. Gracias a quienes te advierten que no has levantado el pisador de tu motocicleta. Gracias especiales por esos momentos sublimes y de pasión que nos hicieron vivir. Gracias infinitas a nuestras familias. Perdonen a quienes les dicen que para hablar con ellos tienen que presentar una solicitud por escrito. Perdonen a los cucufatos y aduladores, quienes con arte e hipocresía les socaban sus prestigios. Perdonen a quienes jamás les devuelven las llamadas. Pero, a pesar de todo…¡Gracias! ¡Gracias!

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