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viernes, marzo 29, 2024

Magna Fraternitas Universalis: Hacia una cultura más universal

Voces de la cultura
Lic. Christian Marquina Alván
[email protected]

Ayer visitaron la Casa de la Cultura filial Tarapoto tres niñas de una Institución Educativa para hacerme una breve entrevista como parte de su tarea que consistía en entrevistar a personas notables de Tarapoto. Una de las preguntas que me llamó la atención era de la perspectiva o expectativa que tenía yo de la cultura en Tarapoto. Naturalmente les comenté que mis expectativas eran positivas pese a que aún falta mucho por CULTIVAR (culturizar) haciendo de la sociedad Tarapotina una sociedad con menos “miedo” a abrirse culturalmente al mundo trascendiendo las formas estrechamente regionalistas en todas sus manifestaciones.

Esa concepción expansiva y universal de la vivencia cultural fue –y sigue siendo- desde su inauguración hace nueve años en Tarapoto una de las principales columnas de la misión que cumple en beneficio de nuestra sociedad la CASA de la CULTURA Dr. David Juan Ferriz Olivares de la Fundación Magna Fraternitas Universalis, Institución Cultural Mundial (www.magnanet.org)

Y es que no es para menos, si consideramos que las actitudes largamente arraigadas de rechazo a otras formas culturales, postura a la defensiva, resentimiento, chauvinismo, “torre- marfilismo” etc. son todavía muy predominantes. Basta ver nada más que las únicas exposiciones pictóricas en la ciudad son de autores Sanmartinenses o “amazónicos” y con temas amazónicos; las presentaciones de libro son en su noventainueve porciento exclusivas de “temas amazónicos” y “autores amazónicos”, lo mismo podría decirse de la música, la gastronomía, las danzas, etc.

En ese sentido es necesario aplicar en nuestra vivencia y existencia como sociedad aquel profundo pensamiento de aquel Maestro de la Cultura Universal que fue el Dr. David Juan Ferriz Olivares y que señala: “Por cierto que no hay prueba más convincente de la capacidad de un pueblo, de una cultura, que su disposición de trascender lo estereotipado.” (Prólogo a “El Arte en la Nueva Era”).

Y también agrega: “Cada grupo humano coherente tiene su forma de subvenir a la necesidad común de crear y poseer un universo cultural propio, y que afirme la peculiaridad de su cultura, pero que a la vez, no debe perder la universalidad para evitar convertirse en un mundo cerrado sobre sí mismo, con su propia razón de ser y un orden ético particular, que le pueda hacer caer en fanatismos y sectarismos. (“El Retiro del Maestre”/ cap.22)

Ante estos pensamientos trascendentales podemos preguntar: ¿Hasta cuándo dejaremos de ser “un mundo cerrado sobre sí mismo”? ¿Hasta qué punto estamos los miembros de la sociedad Tarapotina dispuestos a trascender lo estereotipado, dispuestos a ubicarnos fuera de la serie de lo común? ¿Podremos pasar un día esa prueba suprema de nuestra CAPACIDAD como pueblo, como cultura? Yo creo que sí.

Por ejemplo ya podemos apreciar valiosos intentos de romper con los estereotipos “amazónicos” en el grupo “Arteroide” con artistas talentosos como David Orlando del Aguila y otros jóvenes de este grupo quienes se dan cuenta de esta carencia o estrechez del mundo cultural de Tarapoto y San Martín. Recuerdo una de sus viñetas en la que exclamaba con cierta indignación contra la triste realidad de etiquetar como arte amazónico todo lo que tenga que ver con temas como los ríos, el chullachaqui, las sirenas, el bufeo, el tunche, o la crisis de deforestación, etc. excluyendo todo lo demás.

También podemos reflexionar en estos pensamientos aleccionadores del autor antes citado: “El Arte es serio y por lo general el público ni siquiera ha intentado penetrar en su significado. El público tan luego husmea precipicios se niega a avanzar; al parecer necesita siempre un mismo horizonte, acepta sin dificultad las audacias suaves y rechaza violentamente lo que altera sus costumbres. Su ojo conservador es aún reacio ante la revelación artística o cultural y a que le quiten el patrimonio que tiene de la imagen, lo que lleva a desconfiar del innovador y del artista, máxime si el artista no le proporciona ningún móvil que alivie esta posibilidad. Y al fin, como un gran niño, sin la menor convicción, el público termina por aceptar a la gente que se impone, despreciando al principio talentos y luego admirándolos hasta el fanatismo.”

“No es siempre falta de capacidad, en todo caso, falta conciencia de la Nueva Era y concordancia con el avance progresivo de sus características de síntesis, de ciencia, de trascendencia, de descubrimiento de sí mismo y por otra parte, un amplio público no comprende, pues no participa del mundo moderno, vive de un modo arcaico, marginado, y en él ni recibe, ni acepta, ni se comunica.” (Prólogo a “El Arte en la Nueva Era”)

¿Nos negamos a avanzar?, ¿Necesitamos siempre un mismo horizonte “amazónico”? ¿Rechazamos violentamente lo que altera nuestras costumbres? ¿Nuestro “ojo” es aún conservador y reacio a ir más allá de lo que consideramos “nuestro patrimonio”? ¿No recibimos, ni aceptamos, ni nos comunicamos con el exterior (por ejemplo ir a una exposición de arte abstracto con temas costeños, apreciar la música de Prokofiev o Celso Garrido Lecca, el arte de Dalí o Szyslo, el ballet clásico o danza moderna de Vania Masías, la ópera, el cine de Andrea Llosa)? Claro que esta es la situación en mayor o menor grado de todas las ciudades de Perú, sin embargo eso no debe ser una excusa para rechazar lo que no conocemos. Recuerdo aquí las sabias frases de Wayne Dyer: “Tu nivel más alto de ignorancia es cuando rechazas algo de lo cual no sabes nada” y de Karl Popper: “La verdadera ignorancia no es la falta de conocimientos SINO EL HECHO DE NEGARSE A ADQUIRIRLOS”.

Termino estas reflexiones con este pensamiento del Dr. Serge Raynaud de la Ferrière: “El mundo es grande, importante, mayor, y hace falta un espíritu amplio, avanzado, abierto para concebir apenas una fracción de la EXISTENCIA Eternal.”

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