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viernes, abril 19, 2024

Carretera Moyobamba- Balsapuerto, crónica de una desgracia anunciada

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Cuando el 22 de diciembre de 2016 el presidente de la república Pedro Pablo Kuczynski en la inauguración del Puerto Fluvial de Yurimaguas anunció la construcción de la carretera Moyobamba – Yurimaguas, el alcalde de Moyobamba Oswaldo Jiménez Salas celebró este anuncio sin considerar que dicha vía abre la ruta a madereros y traficantes de tierras para invadir cuencas hidrográficas y territorios indígenas.

PARECE QUE NO APRENDEMOS LA LECCIÓN

En 1979 cuando se concluyó el tramo: Olmos – Tarapoto de la carretera Marginal de la Selva (hoy Fernando Belaúnde Terry) cruzando el Bosque de Protección Alto Mayo por la zona de Ingenio – Aguas Verdes – Rioja, existían en esta área cuatro caseríos: El Afluente, Jorge Chávez, La Perla del Alto Mayo y Nuevo Edén con aproximadamente 1,000 habitantes. Hoy a enero de 2017 existen más de 33 grupos poblaciones posesionados en las cabeceras de cuencas de 14 ríos, siendo el principal el rio Mayo que recorre las provincias de Rioja, Moyobamba, Lamas y San Martín. Esta invasión masiva de traficantes de tierras y madereros ilegales ha sido favorecida porque se construyó la carreta dentro del bosque de protección.

SE QUIERE REPETIR LA HISTORIA

Cuando la historia se repite parece una tragicomedia cuando los personajes están empecinados en repetir el error, porque basta ser mediamente inteligente para darse cuenta que no resulta rentable para el gobierno ni indispensable para la población construir “otra carretera” a Yurimaguas (que no pasará de ser por muchos años una trocha carrozable intransitable) poniendo en riesgo los territorios de comunidades quichuas lamistas y shawis, la ZOCRE Angaiza, el área de amortiguamiento del área de Conservación Regional Cordillera Escalera que se prolonga a la llamada Cerro Escalera Shawi. De construirse esta carretera, se abriría una vena en medio del bosque para la invasión masiva de traficantes de tierras y madereros ilegales, afectando las cuencas hidrográficas del Shanusi, Pampayacu – Charapillo, Caynarachi, Sistema Mayo – Cumbaza y Chazuta-Chipesa.

UNA JUSTA REACCIÓN DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Todos los que defendemos el agua y nuestro derecho a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado para el desarrollo de nuestra vida (como lo señala la Constitución Política del Perú), apoyamos y nos solidarizamos con la preocupación de los líderes indígenas san martinenses Jaime Tapullima Pashanase presidente de la Coordinadora de desarrollo de los pueblos indígenas de San Martín (CODEPISAM), y Marco Antonio Cachay Sangama presidente del Consejo étnico de los pueblos indígenas de San Martín quechuas de la amazonia (CEPKA), quienes están advirtiendo el efecto devastador que tendría sobre su existencia física, identidad cultural, calidad de vida y seguridad jurídica de sus territorios si se construye esta carretera.

En Yurimaguas también existe esta preocupación, pues ante el anuncio del ex alcalde de Moyobamba Mardonio del Castillo de la construcción de la carretera Moyobamba – Balsapuerto en el año 2014, el 14 de setiembre de ese año se reunió el Comité de Gestión de la Cordillera Escalera Shawi de Yurimaguas con más de cien comunidades indígenas shawis de Balsapuerto, para oponerse a este proyecto y solicitar al Gobierno Regional de Loreto, la creación del Área de Conservación Regional Indígena Shawi – Cordillera Escalera – Cumpanamá – Balsapuerto en Loreto, con la finalidad de impedir la invasión de sus tierras; y acordaron que no permitirán la construcción de una carretera pase lo que pase.

UNA HORA MÁS DE VIAJE NO PUEDE JUSTIFICAR TREMENDA DESTRUCCIÓN

Resulta contradictorio que mientras los gobernadores regionales de todo el país se comprometen ante organismos internacionales la conservación de nuestras cuencas hidrográficas y recursos naturales, las autoridades municipales aplauden este proyecto destructor del medio ambiente, bajo la falacia de que “la carretera Moyobamba – Balsapuerto permitiría una conexión más rápida entre la costa y la selva e inclusive con los países de Brasil y Colombia”. Nada más falso, porque solamente serían 97 kilómetros menos, tramo que se recorren en una hora en la pista asfaltada existente de Moyobamba a Yurimaguas. ¿Una hora más de viaje puede justificar tremenda destrucción? Si bien a la fecha no pasa de ser un infeliz anuncio, es hora de que todas las fuerzas políticas y la sociedad civil nos pronunciemos contra el efecto destructivo de este proyecto y sobre el derecho de los pueblos indígenas u originarios a ser consultados de forma previa sobre todo proyecto que afecte directamente sus derechos colectivos, su existencia física, su identidad cultural, su calidad de vida o desarrollo, tal como lo norma la Ley 29785 – Ley del derecho a la consulta previa a los pueblos indígenas u originarios, reconocido en el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

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