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jueves, abril 18, 2024

“Sexo y género”: Ya no es tan fácil como antes

vocesdelcristianismo

Ya no es tan fácil hablar de sexo y género. Aunque en muchos lugares se usan estas dos palabras como sinónimos y – por ejemplo – se asume que hablar de igualdad de género es hablar de igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, en realidad, ya no es así de simple. Los conceptos alrededor de estos dos términos se han complicado y ampliado hasta límites impensables, siendo necesario “ponernos al día”. Aquí un resumen:

“Sexo”, entendido como sexo biológico (porque hoy también se habla de sexo psicológico y sexo sociológico), es la clasificación de las personas como masculinas o femeninas en el momento del nacimiento, basada en características corporales biológicas (cromosomas, hormonas, órganos, etc.)

“Género” enfatiza la distinción social y cultural entre los sexos, en oposición a la distinción biológica; roles socialmente construidos, los comportamientos, actividades y atributos que una sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres. Puede llegar al extremo de afirmar, por ejemplo, que si a la mayoría de los niños les gusta el juego brusco, y a la mayoría de niñas les gusta jugar con muñecas, es simplemente por la imposición de los padres y su entorno. Se propone que las diferencias de género son «socialmente impuestas» y son «los resultados opresivos de las intervenciones sociales que dictan cómo una mujer y un hombre deben comportarse».

De lo dicho, surge otro concepto: “identidad de género”, que refleja el sentido profundo, interno e individual, que puede o no corresponder con la fisiología de la persona o su sexo al nacer. Es esa «sensación interna, personal, que tiene cada persona acerca de si es un hombre o una mujer». Puede implicar, si así lo decide, la modificación de su apariencia o función física por medios quirúrgicos u otros; como a cualquier otra expresión de género que incluyen su vestimenta, el habla y los gestos.

Esto, que en algunos países ya está legislado (en el Perú recién empieza) otorga tales derechos, que si un niño de 6 años se siente niña, bien pueden sus padres solicitar a las autoridades el cambio de su nombre por el de una niña y vestirla como tal, e incluso darle un tratamiento “médico”. En el Reino Unido hubo mil niños a los que se les hizo un tratamiento transgénero sólo en el 2015. Y en Europa, la “concientización” infantil que se busca es tal, que en nombre de la “no discriminación” se hizo una campaña publicitaria en varias ciudades españolas afirmando: “Hay niñas con pene y niños con vulva”.

La “orientación sexual” es otro cantar. Se define como la atracción emocional, romántica, sexual o afectiva duradera, que va desde la heterosexualidad hasta la homosexualidad e incluye diversas formas de bisexualidad. (Si entendía que lo “normal” era que el hombre se sintiera atraído por una mujer y viceversa, ya no. Ahora lo “normal” es la diversidad).

LGTBI: Son las siglas para referirse a personas lesbianas (L), gays (G), transgénero (T), bisexuales (B), e intersexuales (I). Antes se usaba solo tres letras: LGB, pero con el pasar de los años se fueron añadiendo más, hasta que algunos proponen las siglas: LGTBQIAP incluyendo así a los queer (Q), asexuales (A) y pansexuales (P). Otros, evitando más complicaciones proponen simplemente: LGTB+

Porque si de identidades y orientaciones hablamos, la lista puede ser de treinta o más (en algunos países, Facebook ofrece más de cincuenta opciones). Hay andróginos, dos-espíritus, agéneros, o de género fluido. Esta última muy sonada a fines del 2016 debido a que un actor de sexo hombre y con identidad de género fluido, fue aceptado para postular a una de las cinco nominaciones al Oscar para mejor actor y mejor actriz ¡a la vez! Aunque no alcanzó ser parte de los nominados(as), el caso es considerado un gran avance para la comunidad LGTB+. Para el resto de los mortales, una muestra más de las confusiones que produce la aceptación de esta ideología.

El debate está abierto (y esperamos que ninguna ley lo impida), pero quien opine, que lo haga conociendo por lo menos estos términos – y sus implicancias – para que lo haga con propiedad; tomando en cuenta también que la aplicación de estos conceptos propios de la “ideología de género” están siendo cuestionados seriamente por numerosas investigaciones y opiniones científicas, y no sólo es un asunto de “fanáticos religiosos conservadores”.

Sería un grave error que se impongan en nuestro país por más acuerdos mundiales que existan. Cierto, no es fácil. Que Dios de sabiduría a nuestro pueblo y a nuestros gobernantes.

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