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martes, abril 16, 2024

#No te metas con los derechos de mis nietos y bisnietos

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Hace más de 30 años, que el movimiento feminista, que defiende el derecho de las mujeres, hizo uno de los mayores descubrimientos, tras largos años de observación y estudio de la sociedad, no eran los hombres los causantes de la infelicidad de las mujeres. Lo era el sistema patriarcal, tan antiguo como el Patriarca Abraham, que puso al hombre como modelo, y señala que todo lo que se acerca a los atributos masculinos valen más que aquellos que se acercan a los atributos femeninos. Es decir que en base al sexo que trajimos cuando nacimos, nuestros padres, y la sociedad en su conjunto ya desde ese instante decidían cómo debíamos comportarnos dentro de la sociedad. Si tienes pene, debes ser inteligente, proveedor, mandón, enamorador, bravucón, valiente, audaz, emprendedor, de la calle, etc. Si tienes vulva, tienes que ser sumisa, obediente, cariñosa, servicial, responsable, amorosa, complaciente, de su casa, hacendosa. Si respondes a estos estereotipos, eres reconocido como bueno en la sociedad, sino respondes a estas maneras de ser, la sociedad te sanciona, te desprecia, te discrimina.

Pero la realidad en muchas ocasiones, como en tiempos de guerra, hizo que los papeles se trastocaran, así, mientras los hombres estaban en el campo de batalla, las mujeres estaban en las fábricas de armas y de costura de uniformes, que habían sido predios de varones. Al término de la guerra los hombres volvieron a las fábricas y las mujeres fueron desplazadas de nuevo a sus hogares, a las tareas cotidianas, pero lo que se demostró, era que las mujeres si podían realizar ocupaciones destinadas tradicionalmente a los hombres. Más recientemente el papel del proveedor de la familia, señalada para el hombre, se ha visto mermado por los magros ingresos, entonces las mujeres tuvieron que salir a realizar trabajos fuera del hogar para que las familias pudieran sostenerse, sin embargo, las mujeres ganan menores salarios que los hombres por los mismos trabajos, y siempre están encargadas de hacer todas las tareas del hogar dándose la doble jornada para las mujeres.

La observación de estas y otras situaciones dio lugar a percatarnos de que no son los hombres, sino el sistema que discrimina a las mujeres, y por eso somos en su mayoría las mujeres que luchamos porque se comprenda que el sistema es injusto, aunque ya hay muchos hombres que si comprenden que es un sistema que también los deteriora a ellos, y que si queremos alcanzar una realización plena como seres humanos, tenemos que cuestionar esta forma de organización de la sociedad, buscando la igualdad de género, que da a cada quien lo que necesita para desarrollarse: educación, trabajo remunerado, iguales oportunidades, derechos humanos cívicos, derechos sexuales y reproductivos, derecho a una vida armoniosa y pacífica libre de violencia.

Todos estos derechos se vienen logrando tras largas jornadas de trabajo y reflexión, de muchas mujeres en el mundo, en nuestro país y más propiamente en nuestra región, con aquellos que educan, que dan leyes, que comunican, que crían hijos, para que mis nietos y biesnietos vivan en una sociedad equitativa, que no los discrimine, libre de violencia, que les de oportunidades, que los respete como personas humanas, con su propia identidad sexual, con su raza, con sus costumbres, con su condición social, con su idioma y cuanta otra característica humana tengan.

A todos aquellos que pretenden sorprender a los profesores, padres de familia y a quienes fácilmente se dejen engañar con “ideologías de género” inexistentes, les digo #no se metan con los derechos de mis nietos y bisnietos; mis hijos ya están grandes y saben discernir y pueden defenderse solos, pero para los que tanto amo y seguramente amamos a los hijos de nuestros hijos, no podemos consentir que unos cuantos interesados en mantener la sociedad como está: violenta, irrespetuosa, con crímenes de odio, con pedofilia, con hogares deshechos por el adulterio, el abandono; que no han merecido un esfuerzo tan enorme como el que hacen para cuestionar la igualdad de género, también les digo, que los grandes esfuerzos que hoy hacen, son dignos de mejores causas.

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