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jueves, marzo 28, 2024

Río con brío

detintaypapel

Discurren grandes volúmenes de agua. Pero, ¿es agua el que va impetuoso por su cauce? No es agua solamente, la poca agua va en forma de lodo y mezclada con restos humanos diversos. La fuertes crecientes de los ríos y quebradas son las severas llamadas de atención que hacen al hombre destructor. La creciente es el pasa cauce (Homólogo a pasacalle) organizado por la naturaleza plena, para hacerle ver al hombre el resultado de su desenfrenada vida. El lodo pasa diciendo fuerte, mira hombre raro, cortas todas las plantas de la orilla de mi cauce, dejándome a merced del sol, de las lluvias y de las fuertes corrientes del río, vienen y me voy, porque nada ni nadie me sostiene. Las orillas se caen con facilidad y con el agua que me lava formo lodo espeso y así voy a vivir lejos, muy lejos, donde quizá nadie me espera, en fin, es así de triste mi destino, porque me maneja un hombre indolente que solo vive porque el aire es gratis. Junto al lodo, vienen como adorno, infinidad de palos, vacas, cerdos, botellas plásticas arrojadas por doquier. El agua solo pesa, porque un litro de agua equivale a un kilogramo de peso. El río se llena de agua de lluvia porque arriba ya no hay bosque, toda el agua de lluvia entera se viene al río. Antes, los bosques succionaban y almacenaban grandes cantidades de agua de lluvia, como una gran esponja de la naturaleza; y de a pocos, gradualmente iba soltando, de acuerdo a la necesidad de la planta y del río. Esta voluminosa masa de agua, lleva todo lo que encuentra, comenzando por la voluminosa masa de la orilla. También encuentra casas de dos o tres pisos que tienen peso pluma y se las lleva. Hay puente construido con débil estructura de peso pluma, también se lo lleva con facilidad. Esta es una película de la vida desordenada que lleva la humanidad, como si la superficie del movedizo río, ahora turbia y llena de basura, se comportaría como larga cinta, donde están grabadas las porquerías que el hombre hace en su vida. Pues, si el cauce se mantendría natural, con gigantes árboles en sus sólidas orillas, las torrentes aguas excedentes de infernales lluvias, solamente pasarían, casi limpias, en completo mutis. Pues, si las áreas aledañas al río mantendrían sus formas, con bosques vírgenes, no habría tanta agua libre que enfurecida se fuera al cauce para irse sin fin. Pues, si el río no sirviera de depósito de basura, con grandes cantidades de restos humanos de los desagües, con infinidad de botellas y otros objetos plásticos, con materiales de construcciones que imprudentemente se hacen en las orillas, las aguas bajarían solas. Pues, si las aguas no serían lodazales pestilentes, las plantas y animales acuáticas, no morirían en incalculables cantidades.

En situaciones de crecientes inusuales de los ríos, solo se cuantifican pérdidas humanas y de objetos físicos de los hombres. ¿Qué es de la vida de millones de peces, de crustáceos, de algas, de microorganismos? Claro el ser humano los considera seres vivos de segunda categoría, como algún implume, cargado de soberbia desquiciada, en pretérito lapso corto, sub estimó a seres de su misma raza.

¿Qué pasó con las ejecuciones presupuestales, muy relacionadas a estimaciones climatológicas? Hace dos años, los medios de comunicación bombardeaban a la población de la cercana llegada de un bebé climatológico, que haría estragos. La gente se miraba alarmada. La creciente, ¡qué miedo! ¡Hay que cuidarse! ¡Hijo, guarde la base nica bajo la estera! El “supremo gobierno”, que se estaba yendo, olvidando de incluir ésta trama en su cargada agenda de corruptelas, dispuso de emergencia, la constitución de un organismo encargado de ejecutar “obras” para mitigar los desastres de éste fenómeno natural, con miles de millones de dinero; ah, pero, como no estaba en el presupuesto, por la situación del estado de emergencia, se dispuso a raja tabla, unilateralmente quitar los presupuestos de todas las instituciones del Estado, un poco de acá, otro poco de ésta, otro poco de ésta otra, en fin, así se formó una gran torta. Ah, pero como es de emergencia, la ejecución de éste millonario dinero no debe pasar por ningún filtro de control. Así, se gastó y se gastó, ante miradas asombradas de los incautos pobladores. El “engendro” climatológico nunca apareció en ese gobierno.

¿Es una novela verdad? Sí, parece una novela; pero, el dinero del pueblo se gastó a espaldas del pueblo, sin ningún control y para no hacer nada bueno que favorezca al pueblo.

Entonces, si con el dinero del pueblo, gastado de esta mala manera, se hicieron esas “obras”, ¿cómo se explica entonces, que ahora las crecidas de los ríos arrasen los pueblos? Esa pregunta debe responder quien gastó, porque se nota que el río está con brío.

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