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viernes, marzo 29, 2024

Magia y romance en el folklore africano: La venganza del mago -El holi holi, la doncella y el rey Watusi

El folklore, el acervo tradicional de los pueblos, ahora convertido en ciencia. El folklore, el acervo tradicional de los pueblos, ahora convertido en ciencia.  (1946) W.J. Thoms debe su gran aporte cultural a lo más hermoso y noble del romanticismo, al punto que al buscar inspiración en leyendas, mitos y baladas, revaloró las tradiciones populares, canciones, danzas, artesanías, formulas mágico-medicinales y creencias que constituyen la sabiduría de los pueblos su cosmovisión. Artistas y antropólogos también aportan, separando la paja del grano, de tan hermoso legado, trasladándolo de la oralidad al lenguaje literario poético, lo cual constituye lo que llamamos, en gran parte, el Realismo Maravilloso.

Un relato folklórico egipcio se refiere a un asunto que es tan antiguo como la misma humanidad.

La venganza del mago: Un sacerdote mago dedicado al culto sagrado egipcio, tenía una esposa que le era infiel. La bella mujer se había enamorado perdidamente de un guapo joven con quien pasaba largos ratos de entregada pasión en la piscina del perfumado jardín. Al descubrir la traición, el mayordomo dio cuenta a su amo, quien serenamente   le ordenó traer una cajita de ébano y oro.

Con la cera que de allí extrajo formó un cocodrilo de siete pulgadas de largo, pronunció sobre él una fórmula mágica y le ordenó echárselo detrás cuando viera que éste entra en el agua. Así lo hizo: al tocar el agua el cocodrilo de cera se volvió un cocodrilo de verdad de siete yardas de largo, y se tragó al mozo. Cuando el rey Nebka se enteró, quedó admirado del poder del mago y mandó a quemar viva a la infiel y a dispersar sus cenizas en el río.  Veamos otro cuento Folklorico en el mismo continente africano.  El holi  holi, la deoncella y el rey Watusi: En el África negra un holi-holi, ave preferida de los Watsusi, vio a la muchacha más linda del mundo emergiendo de un estanque de aguas cristalinas después de un delicioso baño. El juguetón pajarillo le arrebató con el pico el pequeño delantal, única prenda que cubre a las mujeres Watusi y se alejó volando.

“¡Holi-holi ¡Dame mi vestido!”, le seguía, gritándole, sonriendo, pues le hacía gracia la broma.
“¡Peechi, Peechi!”, dijo el ave devolviéndole el delantal. Pero cuando la hermosa muchacha, completamente desnuda, se lo iba a poner, volvió a quitárselo… y así varias veces…

De pronto, un espléndido Watusi de más de dos metros de alto, apareció y la contempló arrobado ante el vergonzoso rubor de la casta doncella.

“¡Peechi, peechi!”, cantó el pajarillo dejando caer la escasa prenda sobre los hombros del rey.

“¡Dame ese delantal, es mío!”, exclamó la joven. “¡Te lo devuelvo si aceptas casarte conmigo!”, dijo el soberano al notar que su emoción era compartida y que con tanta nostalgia había buscado el amor. Ahora el holi holi le había ayudado a encontrarlo.

Y la doncella… ¿Qué podía hacer ella en tales circunstancias visiblemente impactada por la gallardía del monarca, más aun tratándose de su rey?.

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