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viernes, abril 19, 2024

Expectativas de unificación de la población

Hay hambre, también hay hartazgo. Hay hambre de unificación de la población. Pulula densamente en los ambientes social y político, una sensación a sabor de desgobierno, como si la brújula de éste gran barco, que es la nación, estaría en condiciones inoperativas, con las agujas enmohecidas y las lunas despedazadas. Los pasajeros del barco, viajan en el vehículo de la vida, al parecer con los ojos vendados, porque miran absortos, que en las partes altas de la proa y la popa, a dos personas con rasgos extranjeros: El de la popa, con fisonomías europeas, que coge el timón de manera tímida, con risas nerviosas y bailecitos descompasados. En la proa, otra persona de expresiones orientales, que según el comentario popular, no es nadie para estar allí, sin embargo, se insufla de autoridad gaseosa que carece, solo por el empuje de un puñado de personas convenidas y da órdenes a los que le siguen, que tal o cual cosa va o no va. La gente se dice: ¿Qué hacen esos dos extraños arriba en un barco donde estamos nosotros? Existen dos alternativas: Ellos se equivocaron de barco o nosotros nos metimos en barco ajeno. Según la lógica social, esas dos personas, la de rasgo gringo y la de rasgo oriental, deben estar liderando los barcos que les corresponden: uno en Europa y el otro en el oriente, si es que esas sus comunidades les permiten. Mirando el interior de la embarcación: ¿Por qué los habitantes de ésta nave permiten que estos extranjeros los lideren? ¿Acaso no hay líderes en el interior de la comunidad? Según opiniones de la gente, se cumple el dicho: “Nadie es profeta en su tierra”. Los dos líderes extranjeros ni siquiera son personas conocidas en sus patrias y aquí se creen líderes. Por otro lado, los líderes de la comunidad interna, quizá serán líderes en otras embarcaciones. Jesucristo, Hijo de Dios, no fue bien recibido en su tierra y se marchó a evangelizar en otras comunidades, donde le aclamaban multitudes.

Pero, también hay hartazgo de tanta mediocridad en el manejo de la cosa pública. ¿Cómo se puede dejar un día más que la minería ilegal destruya miles de hectáreas de bosque virgen? El mandamás anterior, obediente en todo, dijo en el 2013, que “para el 2016 se estaría dando solución a éste problema” Imagínese, el nivel de ineptitud de éste obediente. Ante la carencia de decisión, de políticas definidas, lo honesto sería dejar el cargo. ¿Cómo se pueden permitir que existan congresistas, representantes del ministerio público, de los gobiernos regionales, del poder judicial, etc, metidos con fuertes capitales mal habidos, en ésta danza de la minería ilegal? ¿Por qué se ha creado y está funcionando un ministerio del ambiente, si el ambiente natural del bosque de la selva se está destruyendo con la minería ilegal? Por otro lado, salen terroristas de la cárcel, que participaron en la matanza de miles de personas inocentes, sin pagar nada y a recibir dinero y terrenos, como premio por estos actos de muerte cometidos. Personas con evidencias de lavado de dinero salen libres de los procesos judiciales. En fin, esto está llegando al límite.

Por estas barbaridades y otras como la corrupción al más alto nivel, la población vive con el hartazgo hasta el cuello, listo a explotar, cuando de pronto, el equipo de fútbol toca con los dedos, la posibilidad de participar en la copa mundial, entonces la población se une, el delincuente que roba y mata por un celular se abraza con el vecino, el funcionario corrupto se encierra en su casa enchapada de oro puro y bebe abundante wisky escocés acompañado de su colega corrupto. El campesino, se olvida un rato del bajo precio de su producto como consecuencia de la importación y baila y se emborracha. Los motocarristas que siempre se quejan de la feria, de la máquina, de los pocos pasajeros, se olvidan de entregar la feria y se desplazan por las calles con el tubo de escape sin silenciador, roncando hasta 120 decibeles de ruido, que enferma a la gente. La algarabía está en su máximo punto de ebullición y el griterío retumba en las calles y casas. Las aves vuelan de sus ramas al ver hombres que gritan abrazándose sudorosos. Las hormigas corren despavoridas a sus nidos. Las diferencias se achican, los corazones se agitan y los rostros brillan de sudor y alegría. Esta es una expectativa de unificación de la población. Que el deporte se convierta en esa amalgama de unidad; y a partir de ésta fuente, que se una la gente, dejando de lado el malévolo egoísmo, invirtiendo el tiempo en procurar hacer bien a los demás. ¿Qué pasa si con la corrupción o el robo o el crimen yo acumulo bastante dinero? Simplemente, satisfago mi egoísmo puro, quiero más dinero para mí, aunque la otra persona se muera de hambre. ¿Qué pasa si mato a una persona para robarle un celular? Matar no es muestra de amor. Ninguna persona debe pensar en la muerte de otra persona, sino en su vida, apoyarla para que viva mejor.

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