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viernes, marzo 29, 2024

¡Hazme el milagrito!

Disfrazarse es algo tan excitante, muestras una personalidad que estaba oculta, la utilizas tanto que el resto cree la representación. ¿Ángel o diabla?, todo depende de la imaginación. Para algunos es tan fácil ser lo que no es…

De la noche a la mañana y de golpe, la mitad de la población se transforma en creyentes, devotos y sufridos procesionarios, cuando en el resto del año si han pisado una iglesia es porque han asistido a alguna boda o al bautizo de sus hijos.

Tengo amistades que sistemáticamente incumplen más de un mandamiento, son extremadamente pecadores, adoran el trago y las mujeres, además se caracterizan por ser agresivos y hacer todo por dinero. Solo acuden a bares y discotecas, no tocan una iglesia en todo el año, pero en el mes de OCTUBRE, se “disfrazan” y acuden a las procesiones cargando el anda. Se visten a la camisa o al hábito bien planchadito y en un dos por tres, por arte de magia, se convierten en santos.

Si pidiéramos explicaciones de esta conducta a algún religioso seguramente nos diría que es obra y voluntad del Señor, pero a mí se me antoja otras series de respuestas. El mes morado, más que un sentimiento religioso, se ha convertido en un acto social, algo así como: “Mírame, salgo en procesión, soy buena persona”, “Me visto de morado, soy buena persona”, “No cometo pecados, soy buena persona”. Tantas payasadas que uno escucha y que a veces calla para no ser tildada como una persona atea o que detesta a los religiosos.

En Octubre, miles de personas se congregan para ver pasar en andas la pintura del Cristo de Pachacamilla, saben que este es un mes de fe. El mes morado, es el color de la penitencia. La festividad del Señor de los Milagros es una de las celebraciones católicas más grandes del mundo que nació en Perú.

Es un mes de reflexión, las andas llenan las calles y los hábitos morados se lucen con elegancia, mientras tanto, muchos se camuflan entre los fieles y pretenden tener creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades o estándares que en la vida real no lo tienen.

Sé que este tema es de alta susceptibilidad, porque más de uno se siente aludido, pero precisamente en esta época es preciso reflexionar sobre lo que creemos, pensamos y hacemos.

¿Cuántas personas después de la procesión van a la cantina, terminan ebrios y golpean a sus mujeres al llegar a casa? Y por si fuera poco, muchos se dan golpes de pecho por su devoción y hasta se ponen a dar consejos a los demás.

“El que reza y peca, empata” ¿Será cierto? Considero que no. Simplemente es una excusa para poder justificar un comportamiento netamente hipócrita, con su denominación religiosa. Y bien lo resume Oswaldo Reynoso en el título de su libro “En octubre no hay milagros”.

Después de dejar la hipocresía de lado, orar y hacerse “el o la cucufata”, “el santo del mes morado 2017”, me pregunto algo: ¿Qué pasa el resto del año?… Irónica y lamentablemente, se permite la pedofilia, la infidelidad, los abusos de poder, las estafas, el enriquecimiento ilícito, la maldad, el clasismo, el racismo, la intolerancia, la envidia. No sólo los 7 pecados capitales, sino todos los demás que derivan de ellos y ensucian el mundo… Por eso, “Perfúmense” para justificar su falsa representación del dolor y la devoción en público.

 

No soy santa ni pecadora, pero por favor Cristo Moreno ¡HAZME EL MILAGRITO!

 

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