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viernes, abril 19, 2024

Folklore Amazónico: Del secreto y uso de fuego”

“Caminando por la selva” nos encontramos con el conocido preceptor Demóstenes Gonzales, investigador acucioso y recopilador del folklore amazónico sanmartinense. Se narró una historia muy antigua y original relacionada con el descubrimiento y uso del fuego. Ha sucedido de diferentes maneras. A ciertos pueblos guerreros se les asocia con la fabricación de armas; otros dando más importancia en la fabricación de utensilios y armas para la caza que servían para el sustento familiar. Los Piros no aprendieron a manejar el fuego para hacer armas y guerrear. Lo hicieron para cazar y subsistir y no para matarse unos a otros. Fue utilizado principalmente para el uso doméstico en los quehaceres cotidianos.

Junto al fuego también se narraron las primeras historias –mucho antes de aprender a leer y escribir- en el lenguaje oral expresando su cosmovisión, sus primeras relaciones con los animales, Dios y el misterio de lo desconocido. Pero es, quizás más con el agua, y el fuego, los elementos vitales con los que se relacionaron.

Cuenta una muy antigua leyenda que cuando los Piros no conocían el fuego, los alimentos los comían crudos. La carne y el pescado los sacaban al sol. Sólo el gallinazo tenía el secreto del fuego y lo usaba solamente para cocinar chicha. Después guardaba las brasas encendidas en una olla.

Los Piros estaban ansiosos por poseer la candela; pero el gallinazo, imposible de compartir el secreto. Trataron de convencer a un lorito que vivía con él, pero éste se negaba, hasta que el gallinazo, una vez lo golpeó sin misericordia pensando que lo estaba traicionando. Resentido el lorito robó un tizón, pero le quemaba en pleno vuelo y cayó de su pico sobre un árbol de capirona seco que comenzó a arder cada vez más y más. El gallinazo que había perseguido al lorito, no logró darle alcance y regresó a su casa sin la candela.

Un día Piro al volver de cazar maquisapas, se quemó los dedos de sus pies, al pisar una capirona humeante, lo llevó donde su gente y las mujeres, más atentas y curiosas juntaron hojas secas y palillos y el tizón comenzó a arder más. Metieron plátanos, yucas, pescado seco y resultaron los asados. Fue una alegría y una fiesta para los Piros. Trajeron más leña e hicieron más fuego y cada uno llevó su tizón a su casa. Así se propagó el fuego por todos los lugares de la tierra y desde entonces todos comieron asados y cocidos sus alimentos. Sólo el gallinazo que se quedó sin candela, come hasta ahora crudos sus alimentos y otros desperdicios.

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