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viernes, abril 19, 2024

¡Traición! ¡Traición!

¿Es el Perú un país inconcluso? Me parece que ya alguien escribió sobre esto. Porque nuestro país pareciera que estuviera signado por el destino trágico donde todo se comienza y nada se termina; o se termina mal. Carmen Mc Evoy, en el artículo publicado el sábado pasado en el diario El Comercio, recordaba la conversación con otros historiadores cuando decían que los peruanos “a lo largo de 200 años construyeron esta república incompleta”. ¡Un país que no ha sabido construir su destino!

Desde la proclamación de la independencia, cuando nace el caudillismo, no hemos dejado esta forma de hacer política. El caudillismo sigue siendo esa lacra perversa a partir del caudillismo militar de la independencia que ha creado políticos que han sido los epítomes de las traiciones permanentes. Todos traicionaron nuestros sueños a partir de la farsa de gobernar para las mayorías terminando gobernando para los grupos de poder. Y la desgracia es que estos farsantes tienen seguidores a ultranza y no les importa coinvertirse en ayayeros descarados. Sus “líderes” parecen esas legiones de espectros empecinados en destruir al país con tal de cumplir el designio de sus amos. Da vergüenza ver a estos espectros, imbéciles y cerriles, pontificando decencia, y convertidos en sus propias caricaturas.

Los caudillos existen por su gran habilidad de manipulación de las masas, estas que pierden su personalidad para ser parte del gregarismo perverso. Las masas domeñadas se convierten en comunidades de sujetos dóciles, permisivos, que endiosan a sus caudillos y les rodean de un manto de divinidad. Entonces desaparece toda crítica y esos sujetos que parecieron honestos se convierten en jaurías feroces, procaces, vulgares, defensores a ultranza de sus amos, buscando ocultar sus latrocinios y con intenciones francamente asesinas.

Somos un país en donde los gobernantes nos traicionan con delectación, joroban al país y vuelven a ser elegidos. ¿Significa esto que tenemos una vocación suicida, como creo que ya alguien lo afirmara? Porque los trúhanes saben que engañan a sus masas y estos saben que los engañan, y siguen creyendo en sus caudillos y se matan por quienes consideran sus líderes naturales. No importa que sea un cretino, un psicópata, un rufián, un caimán de cualquier pozo, un ocioso que vive de sus latrocinios y sus componendas. Porque todo lo calculan los caudillos para avasallar con sus personalidades, sus carismas, sus cálculos bien estructurados. Las masas se emocionan y ante cualquier descubrimiento de los crímenes de sus amos buscarán minimizarlos buscando otros culpables.

Los políticos que son gobierno actúan así, porque las leyes los han acomodado a sus propios intereses y saben que a sus seguidores no les importará. Saben que les están jodiendo la vida, pero les seguirán aplaudiendo. Sus incondicionales pueden ser profesionales cultos y con doctorados, o ser humildes jornaleros que pasan la vida a salto de mata mientras sus representantes viven como reyes. Lo que sucede en el Perú de hoy, pero en mayores dimensiones, hacen cierta la frase de Benito Mussolini: “Gobernar un país latino no es difícil; es inútil”.

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