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martes, abril 23, 2024

Navidad de pobres “El regalo de los magos” O’ Henry

También conocida como “El regalo de Navidad” es una conmovedora historia en donde se demuestra que la solidaridad y el sacrificio mutuo están entre los máximos exponentes del verdadero, sincero y rotundo amor, mucho más allá de las melifluas voces románticas y las simples promesas de amor. De todos los que dan y reciben regalos, los más sabios son como los de Delia y Jim: “Ellos son los verdaderos Reyes Magos”.

Los personajes de O’Henry son humildes, del diario sufrir. A pesar del dolor que causan, al ser narrados sus historias, son tratados con enorme cariño, alegría y humorismo, nunca alejados de un decidido canto a la vida. Por eso también se le conoce como “El Arlequin épico”

A pesar de su inocencia y probada honestidad, sufrió tres años de cárcel por irregularidades que nunca cometió. En prisión se hizo escritor y publicó sus cuentos “Los cuatro millones”, aludiendo a los habitantes de Nueva York, ciudad en donde éste inquieto trotamundos norteamericano terminó por afincare.

El regalo de los magos” (condensado).

Nueva York es un enorme monstruo de hierro y de cemento. En un pequeño y modesto departamento de ocho dólares a la semana viven Delia y James, joven pareja un poco atolondrada que se ama hasta lo imposible. Con un ingreso de treinta dólares son muy felices en su nido de amor. Pero es víspera de Navidad y Delia, llorosa frente al espejo, decide cortarse y vender su larga y rubia cabellera que tanto gustaba a Jim con el fin de obsequiarle algo fino y especial, digno de él y de su amor.

– Dios mío, que Jim piense que sigo siendo bonita. . . si no me mata primero. Volverá a crecer pronto. Tal vez entonces habrá dinero extra para comprar ese hermoso juego de peinetas de carey autentico, bordado de brillantes adornos por los que tanto he suspirado sin la esperanza de poseerlas algún día.

-.-

– Es nochebuena, Jim – dijo Delia asustada ante la mirada perpleja de su esposo – ¡le hice por ti, perdóname! Vendí mi larga cabellera que tanto te gusta para hacerte un obsequio. Volverá a crecer “como cascada de pardas aguas”, así como a menudo dices, mi amor.

– Prepara el asado – apenas atinó a decir Jim, quien, en medio de la confusión, no había visto todavía su regalo. Delia, con orgullo y vehemencia se lo mostró abriendo la palma de su mano: era una hermosa cadenilla de platino que mucho tiempo había anhelado lucir su amado con su reloj de oro, un preciado recuerdo de familia.

– Verdad que es maravilloso, exclamó triunfante Delia. Dame tu mano – Quiero ver cómo se ve en ella puesto.

– Jim, desorientado, se dejó caer en el sofá y dijo tristemente.

– Delia: Vendí mi reloj para comprarte las peinetas con adornos brillantes.

La hermosa muchacha comprendió ahora con mucho pesar lo sucedido. Se miraron y se confundieron, llorosos pero felices, en un tierno y apasionado abrazo.

– Dejemos nuestros regalos de Navidad por ahora. Son demasiado hermosos para usarlos en estos momentos. ¡Ánimo, mi amor! Pon la carne al fuego y celebremos esta hermosa Navidad.

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