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martes, mayo 13, 2025
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Nueva ley electoral evitaría la clase de alcaldes que tenemos

El poder político es para que lo demuestres de qué tipo de madera está estructurada tu personalidad: ¿de ambición por ver enriquecer tu propio entorno familiar y personal; o de entrega absoluta a sembrar desarrollo en tu pueblo? No existe una tercera opción. Tampoco existe un solo candidato (bisoño o experimentado), que diga, que lo que está pretendiendo es enriquecerse.

En absoluto no existe, ni aquí y en ninguna parte del mundo, porque de lo contrario ni sus familiares votarían por él o por ella. Entonces todos hablan de desarrollo. Todos hablan que esto debe hacerse lo que la anterior gestión no hizo o lo hizo mal. Todos hablan cero al robo de las arcas del municipio; a las arcas del gobierno regional. Todos hablan cero al clientelismo de la corrupción: tú serás mi secretaria; tú serás mi personal de confianza; tú serás mi confidente donde empezaremos a amasar fortuna, y saldremos de la pobreza en un par de años.

A ver, que levante la mano si existe un solo candidato, si estos postulados teóricos no le masticó o no le fastidia en el subconsciente. Muchos pierden la paz, que es lo más preciado del ser humano, por pensar estos detalles personales más que los detalles de desarrollo del pueblo.

Nunca una gestión edilicia, regional o nacional, es transparente a través de los deseos solamente. Decir “yo sí haré esto” o “haremos esto”; decir “quiero servir a mi pueblo”, tengo “vocación de servicio”. Al diablo con esto. Ningún candidato hace algo sin ningún interés. Ha quedado demostrado que es la más descarada manera de embaucarle el voto al ciudadano común y corriente. Como estamos en un sistema supuestamente democrático para el “bien de los demás” (sabemos que en el fondo, ese gran caudal de muchos bienes es solo para los que salen elegidos). Al carajo y a joderse el ciudadano embaucado.

Ahí tenemos a alcaldes y municipios cuestionados, como Lamas, que en más de trecientos años de fundación española, gente foránea con visión empresarial, como el gran museo “Castillo”, le dio un tope turístico de considerable apreciación a la ciudad, donde miles de turistas extranjeros le dan una razón de peso. Paralelo a esto poco o nada hace el municipio para velar a su vez por el ornato y proyectos de desarrollo de la ciudad.

Ahí tenemos también al municipio moralino. Ya lo dije en más de una oportunidad, qué atractivo y movimiento económico podría generar este distrito, si no estarían instaladas en su territorio una infinidad de lugares de diversión: discotecas a montones, hostales de toda clase a montonones, burdeles al rojo vivo a montones.

¿Cuál es el papel de este actual alcalde moralino, que está ya por terminar su gestión sin pena ni gloria, por lo menos en el rubro de arreglo y mejoramiento de calles? Absolutamente nada. Vaya ver usted por qué tipo de calles transitamos diariamente, o en qué estado están las pocas calles que tiene la población moralina: aun las que están asfaltadas, están totalmente bombardeadas con cientos de huecos de todo tamaño, y qué decir de las calles sin asfalto, pareciera que los barrancos están minando las calles. Y lo más triste e indignante, pareciera que el ciudadano se amoldó a esta incompetencia de su primera autoridad. No reclama, no protesta, no exige, no opina. Por favor, en qué tipo de ciudad o pueblo estamos viviendo, donde la autoridad no hace acto de presencia para luchar y velar por el desarrollo y ornato de su pueblo.

En estas condiciones y para seguir viviendo en estas condiciones, para qué queremos entonces más alcaldes. Porque si todo lo que el candidato desea cuando está en campaña, termina de esta manera; porque si mil maravillas nos pinta lo que debe hacer y llegado al poder, acaba en estas condiciones de desgobierno y de incompetencia. Que haya entonces una campaña de la ciudadanía: voto en blanco para todos, y que el mejor vecino de cada pueblo, fehacientemente comprobada su intachabilidad, sea elegido con la sola potestad del voto mayoritario del pueblo e inscribirlo inmediatamente en el Jurado Nacional de elecciones, con el solo condicionamiento de ser “botado” inmediatamente cuando no cumple las funciones de un legítimo alcalde.

A lo menos la incompetencia de este tipo de alcalde sería justificado, pues el cargo y poder que tuviera, no sería como de los actuales alcaldes y candidatos que lo buscan con promesa, regalos y mil campañas de toda índole. La mejor promesa sería lo que el pueblo mismo se auto promete, y si su auto promesa le sale mal, tiene el derecho de quitarle el poder al incompetente.

¿Cuándo será esto? Cuando tú ciudadano, empiezas a generar campaña y conciencia para tener una nueva Constitución y con esto todas las demás leyes: jurídicas, legislativas y electorales, serán nuevas, no las obsoletas y corruptas que tenemos hoy.

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