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Historias de Tarapoto, 35

Por Willian Gallegos Arévalo

El deporte, como la vida, también se transforma y el fútbol no escapa a esta regla, pues, al final, “nada es permanente como el cambio”, aunque un inglés pronosticó que el fútbol terminará como deporte dentro de unos quinientos años. Las alineaciones de antaño estaban estructuradas de la siguiente forma: un goalkeeper; dos backs; tres halves y cinco forwards, que era la alineación 2-3-5, por el criterio de que el fútbol es meter goles y nada de sheplequerías; pues, ahora, se encuentran alineaciones como 5-4-1, que es la destrucción del fútbol. Hasta los años setenta la terminología que se manejaba era el del idioma inglés, pues el futbol lo inventaron los ingleses y lo trajeron al Perú a finales del siglo XIX y fue en el Callao donde se jugaron los primeros partidos.

Todos los equipos de fútbol tienen su propia historia. En estas crónicas trataremos de destacar de cómo se formaron los clubs tarapotinos, que llenarían el corazón de sus simpatizantes. Por ejemplo, la Unión Católica, Cali, Huracán, Sport “Shuta” Boys y del que fuera emblemático, casi como una leyenda: el Boys Tabacones. Ligeramente mencionaremos al Velarde Lozano, como a otros, que fueron protagonistas de esas tardes domingueras que se jugaban en el antiguo campo San Martín, donde hoy está emplazado el colegio Santa Rosa, frente a las oficinas del entonces Estanco Nacional del Tabaco, que gerenciaba el ya mítico ingeniero Manuel del Carpio Carrión, quien llegaría a ser también alcalde de la provincia. Entonces, la esquina de la quinta cuadra del jirón Martínez de Compañón, con los jirones Progreso y Orellana era el centro del deporte hasta finalizar los años cincuenta del siglo pasado.

A mediados de los años cincuenta se formó el “Club Deportivo Clipper”, posterior a la del “Club Social Deportivo Atlético Huracán”. Referencias sin precisar aún, indicarían que el centro de su formación sería la esquina de los jirones Alegría Arias de Morey, con Francisco Bolognesi, barrio de las familias Acosta Santa María y Fasanando, apellido este último que daría excepcionales jugadores de futbol a los equipos más emblemáticos de Tarapoto. Otro clan familiar de los Fasanando -los conocidos “ñucñilas” y “pucasingas”– se ubicaría en la cuarta cuadra del jirón San Pablo de la Cruz. Cuando a casi mediados de la primera mitad de los años sesenta del siglo pasado el padre pasionista vasco José Ramón Santos Iztueta asume la presidencia del Club Deportivo Unión (antes Clipper), lo denomina “Club Deportivo Unión Católica” y le asigna una oficina en uno de los ambientes de la antigua iglesia.

Estas crónicas no pretenden ser un relato mecánico de la historia del fútbol tarapotino. La historia lo hacen los hombres y son los personajes quienes le dan vida, pues cada uno de ellos le trasmite su esencia, aunque nunca hayan pateado ni sapo. Por ejemplo, ¿quién no se acuerda de “Frejolito” Meléndez, el sobador del Unión – Zona Agraria, que se metía a la cancha cada vez que caía lesionado el flaco Valega? Comunicando Bosque y Cultura).

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