
El magisterio nacional, particularmente los maestros del Cuzco, llegaron a materializar su agenda que venían madurando desde el gobierno aprista, donde nace precisamente la Carrera Pública Magisterial, uno de los tres puntos que vienen enarbolando con una huelga indefinida, y que no hay ningún indicio de solución por parte del Ministerio de Educación.
El primer punto de demanda es la anulación de la Carrera Pública Magisterial; el segundo punto es el rechazo de la evaluación por desempeño, completando como tercer punto, la demanda económica que ellos piden que debe llegar de una manera justa a 4500 soles.
Sobre esta tercera demanda al gobierno de PPK, le parece no solo excesiva, sino hasta injusta y utópica, toda vez según la lógica del gobierno, por ser uno de los sectores públicos de mayor masa en la empleocracia, pero no se toma en cuenta que siendo uno de los sectores de mayor empleo económico, es también uno de los sectores de mayor porcentaje de futuro generacional donde millones y millones de niños y jóvenes dependen de una buena educación y dependen también de la dosis de tranquilidad de un docente que debe alimentar a dos fuentes de una manera especial.
La primera fuente que debe alimentar ese docente es su estómago, un docente mal alimentado, (así como un estudiante también mal alimentado), lógicamente va a tener serias limitaciones de rendimiento pedagógico y científico por parte del docente, y serias limitaciones académicas en su aprendizaje por parte del estudiante.
Docente y estudiante, en las instituciones son los elementos de identificación, de sacrificio y de permanente tensión cada uno de acuerdo a sus niveles respectivos. El docente como profesional, cuando tiene todas las facultades de conciencia hacia el desarrollo y la investigación, siempre va a vivir en estado de agitación y estrés; lo mismo decimos que estas mismas ponderaciones lo vive el estudiante, claro está de acuerdo a los niveles de ubicación de cada uno: el docente, ciudadano realizado y totalmente formado en su carrera profesional; el estudiante, que está en camino a estabilizarse como buen ciudadano, primeramente, luego en camino a ser un buen profesional.
La segunda fuente que el docente tiene que alimentar de una manera especial, es su cerebro. El alimento básico para esto son los estudios permanentes: comprarse libros permanentemente de acuerdo a sus destrezas, talentos y habilidades. Investigar permanentemente, estar al día en toda demanda pedagógica para ser compartida con sus estudiantes; titularse o graduarse en pos de estudios profesionales a otros niveles superiores.
Pregunto, ¿con los mil cuatrocientos, con los mil ochocientos o dos mil soles que recibe el docente, acaso con esta migaja salarial, pueda alimentar eficientemente esas dos fuentes que mencioné: alimentarse literalmente de una manera justa y alimentarse intelectualmente también de una manera eficiente, digna y justa?
Imposible que con esta realidad socio-económica del docente, imposible que con esta triste realidad se cumpla. Por ello a los mandamases del gobierno, les parece descabellado y fuera de todo foco, lo que los maestros del Cuzco vienen exigiendo y demandando casi ya por dos meses. Gente que no conoce el sentir profesional de un docente, también está en contra.
Si tan excesivamente migaja es el sueldo de los docentes, y todo lo contrario pasa en el gobierno, ni siquiera la gente común y corriente, reclama, ni mucho menos va a protestar con la tan excesivamente injusta y abusiva salarial de los ministros que pasa los 30 mil soles, de los congresistas, que llega a los 25 mil soles, (sin contar tres fechas: marzo, julio y diciembre, que tienen el sueldazo duplicado).
Al diablo con esas tontas justificaciones: que ellos son de otro rango y que tienen una carga o agenda de otras dimensiones. ¡Qué se creen con esto, son acaso de otras latitudes, extraterrestres seguramente!
Si este gobierno de PPK quiere tener éxito, que sea justo con los maestros levantados en huelga en las zonas del sur y el Cuzco, y por supuesto con todos los maestros del país.
¡Basta ya de tanta injusticia, y de tanta desigualdad!



