
El sudor de Dios. Un mito del pueblo croata, no una doctrina religiosa – existen más de 200 en el mundo. –refiere que al principio no existía más que Dios, pero él dormía y soñaba. Este sueño duró siglos enteros. El momento para despertar llegó y lo hizo bruscamente. De cada una de sus miradas nació una estrella.
El mismo se sorprendió y comenzó a viajar para ver lo que sus ojos habían creado.
Viajó y viajó hasta que llegó a nuestra tierra, pero estaba muy fatigado; gruesas gotas de sudor caían de su frente.
Una de éstas adquirió alma y ella fue el primer hombre.
Así, el hombre nación de Dios. Pero no fue creado para los placeres: nació del divino sudor y desde su origen quedó destinado a trabajar y luchar.
¿Superpolicía cósmico o el secreto evidente? Cuando nos referimos a lo religioso, es preciso distinguir claramente los dos sentidos en cierto modo contradictorio que éste término entraña. Más que la idea de Dios, importan las actitudes y conducta que se manifiestan.
*Por un lado, la religión como un conjunto de dogmas, normas, creencias, doctrina impuesta y controlada por sacerdotes y predicadores, sobre todo con un afán “moralista”, no exento de hipocresía, pegada a los convencionalismos sociales y prohibiciones que en vez de exaltar la vida y su disfrute, se tornan enemigos de ella.
Por supuesto que estos intermediarios de Dios lo hacen aparecer como un ser que dirige un tribunal –como la Santa Inquisición- que todo lo somete a implacable juicio. Ante él todo mortal debe temblar, ya que todo lo ve y es imposible que ocultan sus pecados. ¡Arrepiéntete! Si no, entonces! ¡Muerte y condenación!, sin lo cual, sin duda, seguirán a continuación las falanges infernales; entonces el gran Dios es visto como un súper-policía cósmico al que nada se le escapa, y al final del corredor como castigo está la muerte con su torva guadaña. Por eso esa “Religión” no es más que una de las formas más sutiles de dominación que coacta la libertad del hombre y la riega su aspiración a ser feliz en esta mundo.
*El secreto evidente.
En el otro sentido se entiende fundamentalmente lo religioso más bien como una vivencia. Sin teologías, preferiríamos llamarla mística, por ese natural afán de perfeccionamiento, tanto en lo humano personal como en lo colectivo social. “Si Dios me hubiera hecho gusano. Dice Goethe – gusano me hubiera creado”, Dios está en mi conciencia y en todo el universo. Y es mi deber hacerlo crecer en mi. El amor y la admiración a la naturaleza cuando nuestra sensibilidad vivencia su belleza no es un simple sentimiento panteísta. Toda la vida se vuelve sagrada. La solidaridad es con todo lo viviente. El concierto y la armonía que el espíritu siente acorde con el latido interior del cosmos nos hace ver que debajo de las formas, del ropaje, de las apariencias sensibles, se encuentra esa energía que las cohesiona y les da vida; lo que Goethe llamó, “El secreto evidente”, el cual está en todo; “desde el cielo estrellado hasta la hierba del prado”. Poetas y místicos siempre han dicho lo mismo con diferentes palabras. Son los que más intensamente viven lo sagrado. Y es que cuando esa energía nos invade, la persona no puede ser menos que puro amor. Y entonces le da por proteger a los seres inocentes y desvalidos. No soporta la miseria y la injusticia. Encuentra su misión al lado de los débiles y desamparados, del pobre, el niño, los animales, las flores, las cosas simples. Y así continúa confiado y sus días son de alegría y de lucha, hasta que la madre tierra, fuente de vida, los recoge también en su seno.
La respuesta del indio Francisco. Un relato filklórico en la selva sanmartinense del Perú menciona que el indio Francisco lamentaba la muerte de su querida hija y en una ceremonia, sencilla y humilde, entre amigos y familiares, la enterraron en su chacra junto al trapiche. El gobernador, a insistencia del cura, lo hizo traer preso y lo interrogó: “¿Por qué has enterrado a tu hija en tu chacra sabiendo muy bien que tienes que hacerlo en el camposanto?”. El indio respondió: “Señor gobernador, desde el tiempo en que Jesucristo anduvo por este mundo toda la tierra es sagrada y está bendita”. Francisco sólo estuvo algunas horas en la cárcel.



