Curioso destino el de Alejandro Toledo irrumpe a fines de los noventas ofreciendo construir el segundo piso del edificio que comenzó a construir Alberto Fujimori.
El devenir político lo convirtió en un duro crítico del gobierno de Fujimori, y su gestión se caracterizó por sancionar a todo personaje que estuviera relacionado al fujimorismo. El tiempo ha colocado a Alejandro Toledo como prófugo de la justicia. Al igual que Fujimori, ha buscado protección en el Imperio del cual se siente súbdito.
Luego de haber personificado a la nación (como lo establece la Constitución respecto a quien desempeña la Presidencia de la República), a Fujimori y Toledo les importo poco la alta dignidad que tuvieron, y pensaron que podrían escapar del brazo de la justicia. Hoy Fujimori está en prisión y todo indica queToledo también lo estará.
Buscar la protección de Estados Unidos y acusar al Perú de no tener una justicia imparcial es una necedad. El Perú ha logrado poner en prisión a Fujimori, a Montesinos, a Hermoza Ríos, a ministros, congresistas, presidentes regionales, alcaldes y a varios funcionario que en los últimos veinte años haya delinquido desde el Estado; se suma a la lista el ex presidente de la República don Pedro Pablo Kuczynski, con impedimento de salida del país quien en su momento fuera ministro de Economía y presidente del Consejo de Ministros del mismo Toledo y ni que decir de la pareja Humala-Heredia.
Pero ir a buscar la protección de otro país, cuando se ha sido presidente del Perú, es una ofensa a la nación, casi una traición. Muestra además la catadura moral de quien ha defraudado al país al descubrírsele los acuerdos bajo la mesa para favorecer a una empresa y recibir millones de dólares a cambio. Valiente para la corrupción, pero falto de hombría para enfrentar la sanción a sus faltas.
El honor es un valor en desuso en la política nacional. Lamentablemente, aventureros que solo buscan saciar su ambición y su vanidad han inundado nuestra política, recibiendo en su momento el respaldo ciudadano. Son quienes no dudan en huir, en buscar protección de otros estados y de otros gobiernos, mostrando su verdadera esencia: la de ser un traidor.
David Waisman recuerda con tristeza que fue junto al ex jefe de Estado Alejandro Toledo con quien lideró la marcha de los 4 suyos, una manifestación multitudinaria contra la corrupción y dictadura que se vivió en el gobierno de Fujimori. “Para mí esto es un impacto muy desagradable, muy doloroso, porque soy una persona que, desde la fundación de Perú Posible, he estado con Toledo. Luchamos juntos contra la corrupción y la dictadura en la marcha de los 4 suyos. Enterarme de todo esto lo único que ha hecho es confirmar lo que yo ya sospechaba. Por eso es que fui el primero en renunciar al partido. Me di cuenta de que algo malo había. Lamentablemente, yo me siento engañado, traicionado, por esta noticia; conmovido y asqueado por una persona que traicionó a los 30 millones de peruanos, a todo el país” señalo. Ojala estos hechos sirvan de lección para no volver a equivocarnos. (Beto Cabrera M.)