Hola mis amigos lectores y amigos de miércoles nuevamente con ustedes como cada semana cerca a ustedes para interpretar y analizar temas. Seguramente que hemos escuchado hablar del llamado fenómeno de El Niño o ENSO (El Niño-Southern Oscillation, en inglés), de que se trata es un fenómeno cíclico que ocurre regularmente en ciclos de entre tres y ocho años en la zona intertropical del océano Pacífico, muy cerca de las costas de América del Sur.
Según los expertos está anomalía oceanográfica y meteorológica es capaz de desestabilizar el clima global, por lo que es rigurosamente estudiado por lo científicos en todo el mundo, que intentan no solo predecir con mayor exactitud cuándo ocurrirá el próximo evento, sino también que intensidad alcanzará.
Este nombre popular de “ El Niño” se debe a los pescadores del norte de nuestro país. Ellos observaban que cada cierto tiempo las frías aguas de la corriente de Humboldt, que baña las costas de esta región, se calentaban durante las fechas navideñas, provocando que los bancos de peces de los cuales vivían desaparecían amenazando peligrosamente su medio de subsistencia. A este evento le llamaron “Corriente de El Niño”, ya que lo relacionaron a la Navidad y el nacimiento del niño Jesús.
Sin embargo podemos explicar que esta anomalía ha sido asociada a graves trastornos climatológicos y de diversos tipos alrededor de todo el mundo, pero sobre todo en los países como el nuestro que están cerca a las costas al océano Pacífico, aunque en el Atlántico también se sienten sus efectos.
El cambio de las condiciones normales del océano, entre ellas la disminución del contenido de oxígeno, causa la migración de especies de interés pesquero y a veces su reemplazo por otras menos comunes. Esto provoca a su vez alteraciones en las comunidades de aves y otros organismos y, por supuesto, daños económicos millonarios al verse seriamente afectadas las pesquerías, principal renglón económico de muchas regiones.
Del mismo que otra consecuencia es el debilitamiento del Anticiclón del Pacífico, lo cual provoca abundantes precipitaciones en amplias regiones, causando graves afectaciones y provocando no pocas veces víctimas mortales entre las poblaciones más vulnerables. En el Atlántico y el Caribe, sin embargo, se ha asociado a una disminución del número de huracanes, lo cual podría verse como algo positivo, aunque si tenemos en cuenta que también puede provocar largas y desastrosas sequías que arruinan los cultivos, así como la activación explosiva de frentes de tormentas severas, vemos que sus efectos no pueden calificarse precisamente de benévolos. Existe evidencia geológica de los efectos ocasionados por el fenómeno “el Niño” en las comunidades costeras desde hace trece mil años, además se cuenta con crónicas escritas sobre la ocurrencia de este fenómeno durante la época de la conquista. Documentos históricos, indican que ocurrieron eventos extraordinarios del Fenómeno “El Niño” durante los años: 1578, 1721, 1828, 1877 – 1878, 1891, 1925 – 1926, 1982 – 1983, 1997 – 1998 otros eventos de mediana magnitud durante este siglo se presentaron durante los años: 1911 – 1912, 1917, 1932, 1951, 1957 – 1958, 1972 – 1973, 1976, 1987, 1992 Manifestación del Fenómeno “El Niño” en nuestra región.
A toda esta historia estamos preparados y conocemos sobre las consecuencias que nos avecina principalmente en nuestra región y nuestro país. Que Dios nos ayude por ese tiempo. Hasta la próxima.