Recreo es un símbolo de conservación y turismo para la región
En el corazón del Alto Mayo, el Profesor Hugo Vela Díaz, propietario y fundador del Recreo Yacumama, libra desde hace casi cuatro décadas una batalla desigual contra el olvido del Estado, el abuso de las municipalidades y el tráfico de tierras. Su historia es la de un hombre que, en 1986, decidió transformar un terreno devastado y abandonado en un proyecto de vida y conservación, junto a su familia.
“Iniciamos este proyecto en 1986, con la intención de hacer un gran emprendimiento turístico. Con la ayuda de mis hijos, buscamos el terreno y el Ministerio de Agricultura, a través de la Agencia Agraria de Rioja, nos entregó un predio de 18 hectáreas. Era un lugar destruido, sin árboles, lleno de excavaciones por la extracción de material para la carretera. Con ese certificado especial de posesión obtuvimos un préstamo del Banco Agrario del Perú por 900,000 soles: 500,000 para la construcción y 400,000 para iniciar actividades”, recuerda el profesor.
El proyecto contemplaba tres etapas: un almacén y guardianía, la habilitación de lagunas y estanques, y finalmente, un albergue campestre. A punta de reforestación ordenada – con especies como hurcomuenas, canelas muenas y cedros – el espacio se convirtió en un pulmón verde de 26 hectáreas, ícono turístico y ecológico de la provincia.
Pero pronto llegaron los problemas. “Hace 30 años, un alcalde vio que estaba bonito y arborizado. Entre gallos y medianoche midieron el terreno y lo incluyeron en un plan de expansión urbana de 230 hectáreas, luego ampliadas a 330 hectáreas. Convirtieron nuestro lote en la manzana número 90 del pueblo. Desde entonces, hemos tenido problemas constantes con las municipalidades. Incluso entraban a sacar madera de nuestros bosques”, denuncia.
La lucha legal ha sido larga y dolorosa.
Hugo Vela inició un juicio de prescripción adquisitiva, pero lo perdió. “El año pasado fuimos víctimas de una estafa de un tramitador de Moyobamba, vinculado a una mafia, que nos sacó 33,000 soles. Ahora nuevamente aparece la amenaza de desalojo.
Sin embargo, la opinión legal es clara y contundente
“No pueden desalojar sin antes valorar más de 40 años de inversión. Eso obligó a las autoridades a cambiar su tono agresivo y hablar de negociación”.
La situación revela un problema mayor: “En Rioja hay una mafia. No solo están involucrados alcaldes distritales, sino también la propia municipalidad que amplía el área urbana para luego lotizar y vender terrenos, incluso bosques y aguajales. En mi caso, nunca pude obtener título porque, seis meses después de iniciar nuestras actividades, se creó el Bosque de Protección del Alto Mayo. Desde entonces, todo quedó como área de amortiguamiento y nadie obtuvo título. Eso nos dejó desprotegidos”.
Cuando vas a la municipalidad al gobierno regional, nadie defiende al que protege bosques.
Lo más grave, sostiene, es la indiferencia de las instituciones: “He protegido los bosques toda mi vida, pero ¿quién protege a los que cuidamos el bosque? Sin bosque no hay Yacumama. En tiempos de Villanueva, incluso la misma Procuraduría del Gobierno Regional de San Martín se pronunció en contra nuestra, pese a que él mismo nos había felicitado antes. No hay coherencia, no hay defensa al que conserva”.
Hoy, con 40 años de trabajo, inversión y sacrificio, Hugo Vela Díaz se siente desprotegido, empobrecido y atrapado en una disyuntiva: “No podemos seguir invirtiendo sin título de propiedad. Nadie nos garantiza nada. Después de toda una vida entregada a la conservación, nos quieren desalojar del ícono turístico más antiguo de Rioja”.
Su mensaje final es un llamado a la conciencia colectiva: “He entregado mi vida a conservar el bosque y la vida en el Alto Mayo. Lo único que pido es respeto. Yacumama es un símbolo de conservación y turismo para la región”