
Juego de Tronos
Alvaro Reinoso Elías
Periodista
“Arduo hallarás caminar / Por el agudo filo de la navaja; / Pero más difícil es – dicen los sabios – / El camino de la salvación” (Sutra Upanishad)
Nuestro país, como el personaje de la famosa novela de W.S. Maugham, está caminando al filo de la navaja – y no es una exageración – debido sobre todo a la evidente ineptitud de la clase política tradicional, que inmersa en sus propias contradicciones, se encuentra mirándose al ombligo sin que parezca importarle en lo más mínimo aquello que acontece día a día a su alrededor.
El pueblo peruano se encuentra, a seis meses de las elecciones generales, más desorientado que nunca respecto, ya no sólo a los candidatos o partidos que merezcan su voto, sino – y es lo más grave – sin una áncora firme que le indique cuál es el camino de la democracia y del cambio.
Esto se ha hecho patente hace pocos días, cuando insistentes rumores de un golpe de estado, tuvieron al final que ser desbaratados por la misma prensa que se hizo eco de ellos, y, finalmente, por algunos políticos que – tardíamente – se percataron de lo que realmente estaba en juego y que al parecer a nadie le importaba: la legalidad democrática.
Cuando se llega a estos niveles de indiferencia por el principio de legitimad que otorga el sistema democrático, entonces es que la política peruana ha tocado fondo y se necesita de un auténtico trabajo de reingeniería para levantarla, tarea que no será obra de aquellos que son los representantes de un sistema corrupto que precisa ser reparado.
Con sólo dar una mirada a las cifras que muestran las encuestadoras consideradas “serias”, no es posible dejar de percibir la ausencia de preferencias de los electores por los hasta ahora denominados “favoritos”, pues ninguno de ellos alcanza ni remotamente la intención de voto que tenían en pasadas elecciones por estas fechas.
Vergonzoso para ellos, pero principalmente para la imagen que transmitimos al mundo como un pueblo sin cultura democrática electoral, que se repite en las mismas personas, que al final son reflejo de los mismos errores y que al parecer ya no llegan a convencer a los estratos mayoritarios de la población, y están quedando como los candidatos de sectores que apoyan la elección de cualquiera de ellos más por interés propio o de grupo que por auténtica convicción.
Otro sería sin duda el panorama nacional si ya hubiera salido a la palestra electoral el ex Presidente del Gobierno Regional de San Martín y expresidente del Consejo de Ministros, César Villanueva Arévalo, quien, a los ojos de inmensas masas ciudadanas es el político más honesto y eficiente que se haya conocido en nuestro país en los últimos decenios.
Y eso no lo decimos nosotros, sino los organismos internacionales que han reconocido públicamente que Villanueva ha sido la excepción en un mar de corrupción e ineficacia, y no sólo porque no afronta ningún proceso, sino al haberse pronunciado con elogios y admiración sobre la labor de Villanueva al frente de la creación y manejo del llamado “Modelo San Martín”.
Es de esperar que muy pronto el sanmartinense se reponga de la delicada operación al corazón a que se ha sometido y salga con el ímpetu que lo caracteriza a dar la batalla electoral nacional en nombre de esos millones de peruanos que aún no tienen voz ni inclusión en el manejo de la cosa pública.



