Por Willian Gallegos Arévalo
Los políticos y congresistas de estos tiempos ya no son como los de antaño. Antes podíamos saludarles, estrecharles la mano y, según el grado de confianza que hubiera, podíamos darles un abrazo. La llegada de un diputado a Tarapoto era todo un acontecimiento. En esos tiempos antiguos ningún aventurero podría atreverse a ser político. Y aún recuerdo la llegada a Chazuta del diputado Waldemar Tello Torres (1956-1962); el pueblo, enfervorizado, fue a recibirle con una banda típica en la cabecera del malpaso del Chumía, pues a una alta personalidad no podría permitírsele arriesgarse a cruzarlo, como lo hacemos ahora los Balseros Ancestrales. Waldemar Tello fue el único diputado que llegó a Chazuta. Lo recuerdo muy bien. Y, como siempre, mi tío Víctor Hugo Arévalo Tenazoa fue el anfitrión.
Mi tío Víctor Hugo Arévalo, quien tenía contactos con los grandes políticos de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, contaba maravillado en los momentos de cena de mi casa el viaje que hizo a la Unión Soviética –la Rusia comunista– el diputado Waldemar Tello. El diputado Tello le contaría las peripecias de ese viaje, en esos tiempos en que el mundo vivía la Guerra Fría, liderados por Estados Unidos y Rusia y cuya influencia se sentía en el mundo. Todo parece indicar que el viaje de Waldemar Tello a Rusia sería un acto de desafío o un acto temerario para las épocas en que realizó ese periplo. De lo que escribo en mis historias tarapotinas –que la gestión de nuestra insigne alcaldesa Lluni Perea Pinedo no quiso interesarse para su publicación– bien harían las autoridades de Educación que le den importancia a esta especie de la cultura sanmartinense que publicamos en los medios y en los portales, estos que tienen excelente y bien documentada información.
Nunca tuve casi contactos con los grandes políticos de antaño. Al senador Víctor Manuel Arévalo Delgado, primo hermano de mi abuelito Rodolfo Arévalo García, solo pude verle una vez: en su última presentación, en abril de 1962, cuando dio un discurso en la antigua glorieta de la Plaza de Armas y donde el pueblo tarapotino, que se había vuelto en contra el arevalismo, no le permitió terminar su discurso. En ese tiempo, el entonces joven Manuel Tafur Ruíz, lideraba un movimiento en contra del caciquismo del arevalismo que representaba el senador Arévalo. El investigador Federico Sarmiento Marchese, nieto en cuarta generación de María Alegría Arias Bahamonde (Ambato, Ecuador) y de Ignacio Morey Cap de Bou (Mallorca, España), ha reunido bastante información sobre la rivalidad que existía entre las facciones del reateguismo y el arevalismo. Ignacio Morey fue un importante referente tarapotino, tanto que Antonio Raimondi y otros viajeros extranjeros lo mencionan en sus relatos de viajes del siglo XIX.
Los descendientes de la familia Morey-Arias, llenarían toda una época en el movimiento político, económico, cultural y comercial de la Amazonía peruana. Su influencia aún persiste, y que viene desde los años de 1850 hasta hoy, y siguen siendo referentes poderosos en el quehacer amazónico. (Comunicando Bosque y Cultura).