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lunes, septiembre 29, 2025

Historias de Tarapoto, 38

Por Willian Gallegos Arévalo

En 1971 se produciría un gran proceso en el futbol tarapotino. Se forma el Unión Zona Agraria IX, al fusionarse el Unión Católica con la Zona Agraria IX -San Martín. Recordemos que la zonificación del sector agrario se formaliza cuando se promulga el Decreto Ley Nº 17533, durante el gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas. Es el inicio del proceso de descentralización del sector agrario nacional. Una ya clásica institución deportiva se fusiona con el sector agrario que, en esa época, contaba con funcionarios inteligentes que sabían combinar la función pública con el aspecto social y deportivo, porque el deporte es la esencia de nuestras vidas y, como conocen los intelectuales, en la Grecia clásica se combinaba la enseñanza de la filosofía, las matemáticas y la gimnasia (deporte).

En los inicios de la década de los setenta, Tarapoto y el departamento de San Martín ya habían salido casi de su provincianismo. La llegada de foráneos, que vieron a la región, como una autentica tierra de promisión, dio impulso a una serie de actividades económicas como es el caso del cultivo de arroz que, que comienza en el Alto Mayo y que daría origen a Nueva Cajamarca. Gracias a la dinámica del arroz por el trabajo de nuestros amigos “paisitas” se abre la Agencia del Banco Agrario en Rioja. A finales de los años sesenta, por la intensa actividad ganadera y comercial del Huallaga Central y Biavo, cuyo centro fue Bellavista, se abre la sede de este Banco en ese distrito, siendo el ingeniero Gilder Tello Flores, su primer administrador.

En los años sesenta la dinámica económica de Tarapoto lo daban el sector del comercio y del servicio en donde los foráneos daban la hora. Este fenómeno, de que los de afuera impulsan las actividades económicas, sociales y culturales no es nuevo en la historia de la humanidad. Por ejemplo, ya es un hecho demostrado que los Estados Unidos de Norteamérica fue una creación de migrantes, en un proceso que no podemos analizar en esta columna. Igualmente, la Grecia Clásica se movió al ritmo de los inmigrantes en un tiempo en donde los atenienses eran casi un pueblo anómico, casi aletargado. El cambio, pues, siempre viene de fuera.

Y así ocurrió con el fútbol tarapotino. En la década de los setenta -en un contexto ya más globalizado- el fútbol comienza a formar parte de la cultura de mucha gente que era indiferente a este deporte. A Tarapoto, y a San Martín, llegan jóvenes a demostrar sus habilidades en el fútbol. Muchos trujillanos y chiclayanos -mayormente– llegan a esta ciudad con sus equipos y se quedarían para siempre en esta tierra fértil y se integraron a las familias locales. Recordemos a Félix Cerna Silva, Nicolás Núñez Amoretti. Víctor Quiñe Navarro, Juan Francisco Rubio López, los hermanos Zumarán, por citar solo a algunos. El futbol tarapotino y sanmartinense se globaliza, recibe nuevo impulso como si se tratara de un nuevo vigor híbrido, y el mundo sigue girando con más ímpetu. Solo los políticos están haciendo lo imposible para destruir nuestro país… ¡y casi lo están logrando! (Comunicando Bosque y Cultura).

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