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Historias de Tarapoto, 44

Por Willian Gallegos Arévalo

En la década de los años cincuenta del siglo pasado sería el del despegue de Tarapoto. Comienza a dejar a Moyobamba rezagado en lo económico y político, aunque la antigua capital de Maynas seguiría manteniendo por siempre su ganado prestigio cultural y su insignia patriótica al haberse desarrollado en esas tierras las batallas cruciales para consolidar la independencia del Perú. Fue la única ciudad amazónica que se sumó a la causa libertadora. Al gobernador Walter Grundel Jiménez se le pidió que declare Monumento Nacional a Habana en recuerdo de la bella gesta donde los patriotas moyobambinos derrotaron a las fuerzas realistas.

Los años cincuenta son de un extraordinario despertar del movimiento económico de Tarapoto. Y la agricultura consolida su importancia estratégica con los cultivos de café, algodón y tabaco. En Shapaja se instalan las primeras fábricas desmotadoras de algodón y, posteriormente, en Juanjui. Los ríos Mayo y Huallaga serían las vías cruciales que adquieren un dinamismo impresionante. Por el río Mayo, desde Pinto Recodo, se recogía el algodón para llevarlos a las tres fábricas que se instalaron en Shapaja. El paisaje rural eran las plantas de algodón y la que movió la economía de esta parte de la región. En Shapaja se instaló una oficina recaudadora de la Caja de Depósitos y Consignaciones y se recuerda a Miguel Villacorta Ríos (Moyobamba), casado con doña Luisa Saavedra Ríos

(Lamas), como un eficiente funcionario público quien, finalmente, termina residiendo en Shapaja.

A finales de 1970, versiones autorizadas señalan que el Unión Católica no se encontraba en buena situación económica. Ricardo Mori Cavero y el reverendo Santos Iztueta Mendizábal seguían dirigiendo el club. En 1971 los nombrados se reúnen con dos ingenieros de la Zona Agraria IX, que fueron el civil Guillermo Velarde Valdivia y el agrónomo Inocencio Berlanga Zamudio, Director Zonal y Sub-Director de Reforma Agraria, respectivamente, y deciden que el club se transforme en lo que sería la Unión Zona Agraria IX. De este modo, nace esta nueva institución con un nuevo espíritu y teniendo en la entidad estatal un poderoso apoyo logístico. Demás está decir que el “Proyecto de Desarrollo de las Cuencas de los ríos Huallaga Central, Chiriyacu y Nieva” iniciado en 1965, continuaba en ejecución teniendo su base de operaciones en la actual sede y contaba con todos los servicios disponibles para la época.

Para esa época, el sector agrario en Tarapoto era un monstruo burocrático, pero con trabajo efectivo y con resultados que la gente veía, vivía y sentía. Agricultura bullía en profesionalismo y cultura en todos sus niveles. En la sede, cuarta cuadra del jirón Ángel Delgado Morey, la oficina contaba con su propio grifo, talleres de mecánica y carpintería. Y en las oficinas, el traqueteo de las máquinas de escribir despedía una música mecánica que eran recogidas por las hojas de las pomarrosas y de las caobas. Hoy, el sector agrario pareciera languidecer. (Comunicando Bosque y Cultura).

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